
¿Se acuerdan de José Acevedo y Gómez, el orador santandereano que el 20 de julio de 1810 dijo aquello de “Si dejáis escapar estos momentos de efervescencia y calor…?”
Bueno: el primer universitario que se graduó como ingeniero en Colombia fue su biznieto Ruperto Ferreira Gómez, el alumno de Ingeniería más brillante de la naciente Universidad Nacional.

¿Saben dónde había nacido?
En el océano Atlántico, a bordo de un barco inglés llamado Jane. Sus padres estaban de viaje; iban de Gran Bretaña a Nueva Granada, como se llamaba entonces nuestro país. Era el día jueves 4 de setiembre de 1845.

¿Saben qué día se graduó y a qué edad?
El martes 29 de noviembre de 1870. Tenía 25 años.

¿Saben quién le entregó el diploma de ingeniero?
Don Manuel Ancízar, rector de la Universidad en ese momento.
(Recuerdan a don Manuel Ancízar? Sí: fue el viajero que en 1850 llegó al Socorro y, hablando con los lugareños, supo que en el siglo inmediatamente anterior había ocurrido la Insurrección de los Comuneros; entonces, indagó en los archivos y confirmó la ocurrencia de esos hechos, por lo cual, en su obra Peregrinación de Alpha dio a conocer aquellos sucesos históricos, que, de otro modo, hubiesen quedado sumidos en el olvido).

¿Saben qué episodio particular sucedió cuando estaba presentando su examen de grado?
La graduación de Ruperto Ferreira Gómez como ingeniero estuvo marcada durante largo tiempo por el episodio ocurrido cuando se encontraba presentando su examen de grado.
Sucedió que en los precisos momentos en que se hallaba resolviendo en el tablero el problema de cálculo que le habían puesto, iba pasando por la calle contigua un sacerdote llevando la Sagrada Hostia, acompañado, como se estilaba en aquel entonces, del tañido de una campanilla.
El aspirante a ingeniero interrumpió el ejercicio, puso a un lado la tiza y el borrador, sacó del bolsillo su pañuelo, lo colocó en el piso y se arrodilló cerrando los ojos y juntando las manos.
Nadie más hizo lo mismo. Al contrario de la actitud fervorosa del joven, reinaba en aquella época una gran hostilidad contra la religión. Sin embargo, hubo absoluto silencio y total respeto hacia él.
Solo cuando el tañido de la campanilla se alejó, Ruperto se levantó, volvió a tomar en sus manos la tiza y el borrador, y reanudó el ejercicio que había interrumpido. (SUÁREZ, Marco Fidel. Sueños de Luciano Pulgar. Tomo VIII. Bogotá. 1954, p.p. 264 -265).

¿Saben cuántos años duró Ruperto cursando la carrera?
Dos años.
Duraba cinco.

Y ¿saben dónde murió?
En la misma Universidad Nacional donde se había graduado de ingeniero y a la cual se había vinculado como profesor; murió cuando dictaba una clase de Geometría. Era el día jueves 14 de marzo de 1912.

¿Y saben qué se vino a descubrir sobre él después de su muerte?
Que, además de ser un sobresaliente ingeniero y un excepcional matemático, había sido toda su vida, en secreto, un excelente pintor.
Sus obras, principalmente referidas a la naturaleza, se exhiben en el Museo de Antioquia.