“Estimado don Oscar Humberto:
No se desgaste mas tratando de demostrar que Jose A.Morales nació en Socorro. Sus argumentos no tienen el respaldo de documentos, una partida de bautismo, para demostrar esa situación…
No hay pero sordo que el que no quiere oir, ni peor ciego que el que no quiere ver…dice el refrán…
Cordial saludo de
Jaime Rico Salazar”
NOTA DEL PORTAL: Como se observa, don Jaime Rico Salazar nos envía un nuevo mensaje en el que reitera que nosotros no hemos “demostrado” que el maestro José A. Morales nació en el Socorro y persiste en aseverar que solo lo demostraríamos con “una partida de bautismo”.
En primer lugar, tal y como quedó explicado, no somos nosotros los que tenemos que demostrar nada; el que tiene que demostrar que José A. Morales NO nació en el Socorro AUNQUE ASÍ LO DIGA SU CÉDULA DE CIUDADANÍA, es el que pretenda DESVIRTUAR LA PRESUNCIÓN DE AUTENTICIDAD Y LA PRESUNCIÓN DE VERACIDAD DE CONTENIDO que ampara ese documento público, y don Jaime NO logró hacerlo, por lo cual la presunción quedó INCÓLUME.
En segundo lugar, cuando don Jaime exige “una partida de bautismo” no hay que hacer mucho esfuerzo mental para inferir que, tal y como sucede con todos aquellos que se empecinan en negar la existencia de las minorías, él parte de la suposición de que en este país toda la vida solo han existido católicos, cosa que, obviamente, nunca ha sido cierta, porque ni siquiera bajo la dominación española ello sucedió, pues muchos de nuestros indígenas continuaron siendo panteístas, es decir, creyendo que Dios era la Naturaleza.
Si fuese cierto que para comprobar el lugar de nacimiento de una persona solo se aceptara su partida de bautizo —expedida, obviamente, en el sentir de don Jaime, por una casa cural—, los hijos de familias ateas o de familias cristianas pero no católicas (adventistas del séptimo día, testigos de Jehová o pentecostales, para no mencionar todas las religiones), o de familias no cristianas (budistas o musulmanas —una de las cuales vive en el condominio donde yo vivo—) no tendrían cómo demostrar que nacieron en alguna parte.
Pero, además, el no bautismo de una persona puede obedecer, simplemente, al desinterés de sus parientes cercanos en ese acto religioso, sin que ello signifique, entonces, que el no bautizado no nació en algún determinado lugar.
Ahora bien: en el caso particular de José A. Morales, ya se explicaron cuáles eran las condiciones adversas que en aquella época traía consigo la condición de hijo extramatrimonial y cuál era la posición oficial tanto del Estado como de la Iglesia respecto de esos niños, a quienes se les despreciaba en todos los aspectos.
En tercer lugar, don Jaime da por hecho que toda persona recibe el bautismo cuando es apenas bebé, como si no existieran casos en que el bautismo se administra años después del nacimiento e incluso cuando la persona ha vivido ya una larga vida. Por eso, cree que si no aparece la partida de bautismo del personaje buscándola en sus primeros años de vida, entonces ese documento no existe.
En conclusión: el hecho de que una persona no hubiese sido bautizada por la Iglesia Católica en determinado municipio, no significa que no haya nacido en él. Ni el hecho de que la hayan bautizado en la parroquia de determinado municipio significa que haya nacido en ese municipio, porque bien pudo haber nacido en otro. Y el hecho de que la partida de bautizo de una persona no aparezca en los días o meses inmediatamente siguientes a su nacimiento no significa que no la hayan podido bautizar años más tarde.
Don Jaime Rico no podía, pues, pregonar —como lo hizo— que José A. Morales no había nacido en el Socorro en 1913, solamente porque no hubiese encontrado su partida de bautizo —y menos podía hacerlo porque no la hubiese hallado dentro de las correspondientes a ese año 1913—, ni podía echar a rodar la bola de que había nacido en Tocaima, solamente porque allí hubiese encontrado la partida de bautizo de un José Alejandro López, porque este José Alejandro López, según dicha partida, había nacido en 1910, y la cédula de ciudadanía del compositor, expedida por la Registraduría Nacional del Estado Civil, le estaba indicando con claridad meridiana la fecha de su nacimiento, correspondiente al año 1913, fecha que hacía absolutamente imposible que pudieran estar bautizándolo en 1910. Pero, aun suponiendo, en gracia de discusión, que efectivamente a José A. Morales lo hubiesen bautizado en Tocaima, no por ello podía concluir don Jaime que nació en ese municipio, porque una cosa es el nacimiento y otra cosa el bautizo.
Un muy cordial saludo mi querido y muy estimado Osquitar; desde que nos conocimos en la época de Betamax Terrazas, hace ya muchos, pero muchos años, creo que nunca supiste que yo soy de la tierra del sur, Argentina.
Pues bien; llegué a corta edad a la otra gran tierra del norte, Colombia, donde he vivido toda mi vida.
Llegado el momento quise tomar los sagrados votos del matrimonio y para ello uno de los requisitos de la iglesia era mi partida de bautizo.
Cuando la tuve que conseguir, desde mi patria me contestaron que en la iglesia donde registraron mi partida, debido a un incendio, no quedaban sino cenizas y recuerdos, y por ello era imposible conseguirme el documento.
Esa es una de las razones por las cuales nunca pude casarme por la iglesia, y no existe en este momento ente en el mundo que pueda demostrar que yo soy bautizado; en otras palabras, nunca alguien va a demostrar que yo tenga partida de bautizo del Partido de Merlo, mi pueblo.
Para vos, mi querido Osquitar, para Nylse y toda la familia un gran abrazo muy especial; siempre los recordaré con gran cariño.
La verdad no entiendo cuál es la insistencia del señor Rico. Propagar como “verdad” un hecho histórico que ni siquiera se ha comprobado es irresponsable. No tiene pruebas y argumentos sólidos que avalen lo que manifiesta sobre el maestro Morales. Aquellos que hemos tenido la oportunidad de trabajar en investigación sabemos que para validar una hipótesis se debe realizar un estudio a profundidad. En la investigación científica no hay cabida para suposiciones o para los: “me parece que”. “Yo creo que el maestro Jose A. Morales fue de Tocaima”, “Es que me dijeron que lo era”, “Puede que esté en la cédula que era del Socorro pero como no tiene acta de bautismo entonces no puede ser del Socorro”, todas estas aseveraciones no son científicas. Un investigador no puede desconocer fácilmente el contexto sociocultural y la época en los que se encontró inmerso el investigado. El bautismo no es una prueba fehaciente de que una persona haya o no nacido en un lugar determinado. ¿Entonces la gente de otras religiones, o ateas, o las personas que por “x” o “y” razón no se bautizaron o lo hicieron tarde, no nacieron? (Excepto para el que se bautizó tarde. Si lo hizo a los 60 años, entonces quiere decir que nació, nació a los 60 como una flor primaveral).
La verdad debo confesar que me siento sorprendida por la facilidad con la que se propagan suposiciones como “verdades” absolutas. Sorprendida por cómo se manipulan temas de gran valor para un pueblo entero de un modo tan ligero. Pero lo que más me sorprende y asombra no es la equivocación en sí, porque quien haga parte de la raza humana tiene una probabilidad significativa de equivocarse; el problema real es que se siga protegiendo y defendiendo el error. Porque si simplemente se deja que el error tenga su libertad, éste puede llegar a distribuirse en muchísimas personas generando confusión en los aprendices. Se debe evitar que las nuevas generaciones crezcan basando su aprendizaje en falacias. Puede que para otras personas, Jose A. Morales no signifique mucho. A muchos no les importará si nació en el Socorro, o en Tocaima, o en Medellín, o en Villavicencio, o en Quito, o en Londres. Pero para otros muchos, Jose A. Morales tiene un valor incalculable; tanto así que el hecho de que sea Santandereano y que en sus obras haya exaltado a nuestro pueblo con sus hermosas letras, lo hace merecedor de nuestro cariño; y nadie puede llegar de repente, sin argumento científico alguno, a decir algo en contra del personaje estimado por esa cultura, simplemente porque sí.
Ahora bien, el Socorro fue el lugar en dónde Jose A. Morales dijo que había nacido. Lugar que aparece registrado en su Cédula de Ciudadanía (documento que curiosamente, no tiene validez como la tiene la partida de bautismo, pero si hubiera sido al revés el error, seguramente se hubiera dicho que la partida de bautismo quedó mal escrita), lugar al cual el maestro querido por los Santandereanos dedicó canciones, lugar que quedó registrado en el documento de la Registraduría Nacional del Estado Civil (como se muestra en la imagen compartida por Don Jaime Rico Salazar); así que, como quien dice: Jose A. Morales lo dijo, lo dicen sus documentos, lo dicen sus canciones y lo dice su pueblo: ¡Es del Socorro! ¡Es Santandereano! ¡Y a mucho honor!
En este momento, la terquedad y la insolencia del señor Rico Salazar compiten por definir cuál de las dos me sorprende más. Sea como fuere, y teniendo en cuenta que alguien tan falaz no se merece el desgaste de las huellas dactilares de nadie contra un teclado, sugiero que no se continúe con la discusión, dado que los argumentos únicamente están viajando en una dirección. Cualquiera que se interese por leer y analizar con un mínimo de rigor todo lo que ya se expuso podrá sacar su propia conclusión.
Eso sí, también debo sugerir que se haga un uso —moderado, por supuesto— de la censura, y no se le de más cabida a futuro a la desinformación de esta persona en esta web. Es peligroso que por respetar la libertad de expresión se corra el riesgo de propagar falsedades carentes de fundamento.
Tampoco Ud. Señor Rico pudo demostrar que nació en Cundinamarca, luego por respeto con el Maestro Morales CRÉALE a él mismo (o va a saber ud más que el propio José A. Morales en dónde fue que nació) y a su cédula de ciudadanía que así lo dice claramente. No sea “más papista que el Papa”. O demuestre documentalmente que la cédula del maestro es falsa. No se obstine en el error, no les hace bien a sus lectores.