Ante tanta estupidez
y muestra vil de ignorancia,
no pienso enseñar en Francia
a hablar y a escribir francés.
Que siga el mundo al revés,
que la hediondez sea fragancia,
el fallo, en última instancia,
la Historia dará otra vez.
La vida es un ajedrez
y aquel que, sin sensatez,
la expone en pos de ganancia,
Que muera en su extravagancia,
pues el mate a la arrogancia
lo da su propia idiotez.
Lo malo de estos fulanos
es que dañan a los sanos.