Los abuelos decían que “lo que mal comienza mal termina”, para referirse a la improvisación y la codicia, que andan juntas por el mundo promoviendo el caos y la anarquía, llenando las alforjas de los más audaces y creando en la opinión pública la mayor desconfianza en sus resultados.
Metrolínea fue el producto de la imposición y la improvisación durante el gobierno del ex presidente Alvaro Uribe Vélez, que quería ponerles oficio a los capitales ociosos de la banca internacional y comprometer a los medianos empresarios en el propósito de remplazar los antiguos buses urbanos por modernos aparatos, que ruedan por las calles de las principales ciudades del mundo.
Para empezar le entregaron los estudios y diseños a la Universidad Industrial de Santander, que sirvió de parapeto para que se enriquecieran aquellos contratistas que estaban dispuestos a entregar las participaciones colaterales del negocio a los actores políticos que los patrocinaron. La universidad quedó muy mal, porque la ampliación de la autopista Bucaramanga – Floridablanca – Piedecuesta se convirtió en el peligroso escenario de accidentes de tránsito, donde han fallecido en cinco años mas de doscientas personas, especialmente motociclistas que utilizan esta ruta.
Es lógico que el Concejo de Bucaramanga se haya interesado en el asunto, para impulsar un debate de control político, donde deben salir mal librados todos aquellos que tienen la paternidad responsable de este nuevo fracaso en que está embarcado el transporte santandereano. El presidente del cabildo, Edgar Suárez Gutiérrez, ha pedido que se liquide el sistema de transporte masivo Metrolínea, para recuperar la autopista a Floridablanca y Piedecuesta, que es la columna vertebral del sistema vial metropolitano.
La propuesta ha debido hacerse antes de que el gobierno de Santander y la administración municipal de Bucaramanga se hubieran comprometido en la construcción del tercer carril de la autopista a Floridablanca, en el trayecto Puerta del Sol – Puente de Provenza, porque habría podido evitarse esta nueva inversión de ciento ochenta mil millones de pesos, para la construcción de la nueva autopista Girón – Piedecuesta, del anillo vial externo metropolitano, indispensable para desviar el tráfico pesado con destino a la Costa Atlántica.
Si se liquida Metrolínea terminará esta fuerte pesadilla que ha colocado en entredicho la capacidad administrativa de las autoridades locales para resolver el más grave problema de movilidad que afronta ciudad alguna de Colombia. En los actuales momentos, la gerencia de la empresa Metrolínea adelanta una campaña encaminada a identificar a los responsables del fracaso de este proyecto, sin soluciones a la vista, porque existen muchos intereses, entre ellos los que abrigan los audaces contratistas del Intercambiador de Tráfico de Floridablanca, sector Papi Quiero Piña, que reclaman una tajada de trescientos cincuenta mil millones de pesos como indemnización.
Si como lo propone el concejal de Cambio radical y candidato a la alcaldía de Bucaramanga, Edgar Suárez Gutiérrez, se liquida Metrolínea, se ampliarán los espacios para que los vehículos particulares vuelvan a circular por la zona metropolitana todos los días y se acepte de una vez que se cometió un error histórico, en el cual la nación y los municipios del Área Metropolitana de Bucaramanga han tirado a la basura UN BILLON DE PESOS. Porque “lo que no cuesta, hagámoslo fiesta”.
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* RAFAEL SERRANO PRADA.— Director del diario EL FRENTE.
Primero que todo, lo que podría arreglar es que los buses tradicionales tengan su parada y no paren en cualquier parte, que trabajen los señores de Tránsito; donde están las paradas del Metrolínea se estacionan buses, carros, motos y hacen trancón en horas pico; es lo que más sucede esto porque los señores de Tránsito ya se han ido a almorzar y a comer; claro que ellos tienen también derecho, pero que saquen más gente de Tránsito a trabajar, que no se queden en las oficinas charlando con todos y contando que van hacer al otro día, porque únicamente se ven cuando es fin de mes o épocas grandes para ver a quién le sacan más tajada; disculpe, pero eso es así. Gracias.
Lo malo no es opinar, lo malo es que los que opinan de esa manera jamás han utilizado el servicio de Metrolinea.