Empero, no es cierto lo que se afirma en casi todas las obras: que Hipatia de Alejandría fue la primera mujer filósofa.
Las mujeres filósofas anteriores a Hipatia son ignoradas por casi todos los que se refieren a la célebre filósofa egipcia.
Una de las razones para el olvido radica, sin duda, en el hecho de que tan solo se les menciona, pero nadie se preocupó de dejar memoria de su pensamiento. Esto, unido a la inexistencia de obras o escritos por parte de ellas.
Por lo demás, ignorar a la mujer —en todos los campos, no solo en la Filosofía— era en aquellos tiempos, y en tiempos mucho más recientes (incluso en los actuales), una postura de profundo arraigo social, cultural y político.
Ello sucede con Aspasia de Mileto, quien fue maestra de Filosofía nada más ni nada menos que de Sócrates.
Platón la menciona expresamente en su obra Menéxeno; Clemente de Alejandría, en Stromata; Suidas en Aspasia; Aristófanes en Los Arcanienses; y Ateneo en su Libro V.
Plutarco —de quien se dice que era más moralista que historiador— también la menciona en su Pericles, pero solo para lanzar en su contra el cargo de ser hetaira.
Pero, ¿y qué quiso decir Plutarco con decir de ella que era hetaira?
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), “hetaira” significaba “En la antigua Grecia, cortesana, a veces de elevada consideración social”.
Veamos ahora qué significaba “cortesana”.
“cortesana“, según el DRAE, era una “Mujer que ejercía la prostitución, especialmente si lo hacía de manera elegante o distinguida”.
El Diccionario de Uso del Español, de María Moliner, suministra las siguientes definiciones:
“hetaira: Cortesana (mujer galante) griega de elevada condición”.
“cortesana. Prostituta refinada”.
El Diccionario Enciclopédico Práctico de Norma da las siguientes:
“hetaira En la ant. Grecia, cortesana de alto nivel cultural y social”.
“cortesana Se aplica a la mujer de mala reputación, pero culta y elegante”.
Pero, ¿era, realmente, Aspasia de Mileto una “hetaira”, es decir, una “cortesana”, esto es, una prostituta refinada, de alto nivel cultural y social, o, en otras palabras, una prostituta culta y elegante?
Esa sindicación contra Aspasia de Mileto de ser una “hetaira” —a la cual se une la de que, igualmente, lo eran sus discípulas— se considera dentro de la historiografía moderna una consecuencia del espíritu machista de la época, incapaz de aceptar la existencia de mujeres pensantes, que condujo a mirar y comentar con menosprecio y en forma peyorativa el que se reunieran estas damas, no a platicar sobre tonterías, sino a filosofar.
Ello, unido a que era la esposa de un personaje político —Pericles, el del Siglo de Oro de Grecia—, obliga a tomar tales comentarios despectivos con desconfianza.
No es improbable que, en vez de una prostituta refinada que se destacó como intelectual dentro de una sociedad y una época donde solamente se destacaban hombres de alto vuelo filosófico, militar o político, Aspasia de Mileto —maestra de retórica y más tarde cónyuge de Pericles— haya sido, simple y llanamente, una mujer de costumbres libres, en el mejor de los sentidos, a quien se le quiso desacreditar con el propósito de restarle brillo a su innegable valía histórica.
De todos modos, hetaira o no, cortesana o no, prostituta o no, pasó a los siglos venideros como modelo de la elevada posición intelectual que la mujer era capaz de alcanzar aun en el seno de una sociedad misógina y machista.
[CONTINUARÁ]