A SEVERO HERNÁNDEZ. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

 

Nada importa que la vida sea tan dura,

Ni que haya poco pan sobre la mesa

Si un muchacho de los nuestros raudo besa

La victoria al descender por la espesura.

 

 

Nada importa si en la casa no hay holgura,

Si a los sueños y al mañana se atraviesa

Con su rostro compungido la tristeza,

Él a punta de sudor todo lo cura.

 

 

 

De Pamplona viene hoy con su bravura

Penetrando entre la niebla y la dehesa

Y lo anima el frailejón, que nunca cesa

De mecerse entre los vientos de la altura.

 

El paisaje de mi tierra es hermosura,

El ciclismo es un ejemplo de entereza,

Y aquel joven que hoy se colma de grandeza

Mezcla es de verraquera y de dulzura.

 

 

 

 

El descenso de El Picacho es la pavura

Donde incluso hasta el ateo a Dios le reza,

Y este hombre, que en su cicla es la fiereza,

De allá viene como niño en travesura.

 

Él desciende sin temor y sin mesura,

Antes crecen su coraje y su presteza,

Y a la vista de su ardor y su guapeza,

Dicen todos que la etapa está segura.

 

 

 

Es el estadio el universo en miniatura,

Donde el ¡viva! en la garganta nadie apresa,

Donde todo el mundo a gritos se confiesa

Y al más cuerdo se le olvida la cordura.

 

Y es allí donde aparece la figura

Del que lleva varias horas en la empresa

Y es, entonces, para el pueblo la sorpresa

De hombre y cicla en preciosa ensambladura.

 

 

 

El paso, ya en la pista, lo apresura,

Ruge el mundo y su rugido tanto pesa,

Tanto mece a nuestra tierra bumanguesa,

Que parece hallarse en riesgo la estructura.

 

El resto ya no es más que añadidura,

Es pensar que yo fui rico en la pobreza

Porque tuve a mi favor la gran riqueza

De haber visto tanta entrega y galanura.

 

 

 

Y al que hizo realidad tal coyuntura,

A ese hombre que mostró tanta nobleza,

Muchas gracias, campeón, por su proeza

De a pedal ponerle miel a la amargura.

 

Que haya siempre para usted buenaventura,

Como ese día en que de tierra pamplonesa

Vino a darnos alegría de sobremesa

Montando airoso sobre su cabalgadura.

 

 

 

Ruitoque, Mesa de las Tempestades, área metropolitana de Bucaramanga, sábado 4 de marzo de 2017.

 

POST SCRIPTUM :

EL SEVERO HERNÁNDEZ QUE YO ENTREVISTÉ

Por Óscar Humberto Gómez Gómez, Miembro del Colegio Nacional de Periodistas. Credencial de Periodista No. 2014026 del CNP.

 

ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ [Fotografía: Fernando Rueda Villamizar. 2016].

 

Con la poesía “A SEVERO HERNÁNDEZ” quise recrear el sonoro triunfo del recordado ciclista santandereano Severo Hernández Tarazona, oriundo de Guaca, provincia de García Rovira, departamento de Santander, en la segunda etapa de la XV Vuelta a Colombia en Bicicleta corrida entre Pamplona y Bucaramanga el día jueves 18 de marzo de 1965 cuando yo era alumno de cuarto de primaria en la mejor escuela del mundo y sus alrededores, la Concentración Escolar de Varones José Camacho Carreño, de la cual también fue alumno el magnífico deportista.

Todas las fotografías, excepto la pequeñita (la cual se tomó de Internet), le fueron suministradas al autor por el propio homenajeado para que con ellas ilustrara la publicación del poema.


Y es que con miras a la publicación de este homenaje poético, y gracias a la fructífera gestión de nuestros amigos comunes Héctor Hernández Mateus y Ramiro Colmenares, el autor llevó a cabo una memorable visita a la casa de don Severo Hernández Tarazona, visita dentro de la cual este tuvo la amabilidad no solo de confesarle que era “fan” de “El campesino embejucao”, sino de poner a sonar el disco – y no precisamente pocas veces, ni a bajo volumen – en su brillante y preciosa rocola. Hubo, además, una amena tertulia cargada de recuerdos y el autor de la poesía terminó haciéndole a su homenajeado una entrevista, que espera publicar posteriormente.

 

¡Gracias por compartirla!
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