El auge desenfrenado del turismo ha encarecido el costo de vida en ciudades como BARCELONA, ESPAÑA, donde los barceloneses de limitados recursos económicos TIENEN QUE IRSE A VIVIR A PUEBLOS CERCANOS ante la absoluta imposibilidad de pagar el canon de arriendo de un piso (como se le dice allá a un apartamento), puesto que la renta mensual de los inmuebles que se alquilan dentro de la propia Barcelona solamente están en capacidad de pagarla los turistas.
Recientes informes sobre otras ciudades del mundo, como VENECIA, en ITALIA, o REIKIAVIK, la capital de ISLANDIA, revelan que inevitablemente quienes residen en todos aquellos sitios a donde ha llegado la invasión de grandes oleadas de turistas extranjeros terminan sufriendo las consecuencias DEL CONSIGUIENTE ENCARECIMIENTO DEL COSTO DE VIDA que ese auge turístico trae consigo, encarecimiento que alcanza siempre PROPORCIONES GIGANTESCAS.
Viene hablándose con insistencia en Colombia sobre que este Gobierno incentivará el turismo y que pretende hacer de Colombia una “POTENCIA TURÍSTICA”. Lo que se buscará, en consecuencia, será que nuestro país sea inundado por extranjeros que vengan CON SUS DIVISAS a conocer nuestras bellezas naturales.
Ojalá que el Estado colombiano entienda que, ante todo y por sobre todo, tiene la obligación constitucional de PROTEGER A SUS NACIONALES y que, por lo tanto, debe adoptar medidas muy bien estudiadas para que ese auge no termine perjudicando a los colombianos residentes en los lugares turísticos ENCARECIÉNDOLES EL COSTO DE VIDA A NIVELES INSOSTENIBLES.
Los acontecimientos que han venido teniendo ocurrencia en CARTAGENA, para mencionar tan solo a nuestra ciudad turística por excelencia, deben tomarse como una PREOCUPANTE ALERTA TEMPRANA de lo que podría pasar si no se planea y ejecuta CON EFICACIA una política estatal SERIA Y COHERENTE en torno al tema del turismo en Colombia.
Es obvio que quienes ganan en pesos colombianos no tienen cómo competir con quienes ganan en dólares, libras esterlinas, coronas suecas, yenes o marcos alemanes.
