Con el Domingo de Ramos, que se celebra hoy, se da inicio en el mundo católico, y en vastos sectores del mundo cristiano en general, a la celebración de la Semana Santa.
Hoy se conmemora, pues, la entrada multitudinaria de Jesús de Nazaret a Jerusalén, paradójicamente antesala de la que, en pocos días, iría a ser su Pasión.
Judea se encontraba en ese momento histórico bajo la dominación política y militar del Imperio Romano: era una provincia más del imperio.
Jesús tenía 33 años de edad y tres de predicación de su doctrina.

Inevitablemente afloran los recuerdos…: el de las procesiones que parten de la histórica iglesia de san Laureano…; el de nuestro pueblo agolpado en las calles aledañas al parque García Rovira…; el de las palmas…, los ramos…, las campanas…; el de los pasos, aquellas esculturas que representan a los principales personajes involucrados en el drama de la Pasión y Muerte del gran Hombre que vino a inculcarnos la grandeza… la grandeza inconmensurable del Amor…; el de las oraciones sentados en las bancas de la catedral de la Sagrada Familia…; (somos entonces niños…).
Y continúan llegando los recuerdos: … el de las celebraciones litúrgicas en el templo de la Santísima Trinidad…, el del párroco Pablo Arias Delgado…, el de nosotros vestidos con el traje blanco de los monaguillos…, el del nuevo, pequeño y modesto “club social” contiguo al templo y sus inolvidables mesas de pimpón…; el de nuestros vecinos del barrio…; el de nuestros amigos del barrio…; el de nuestros inocentes amores del barrio…: la remembranza de aquellas jovencitas cuya sola sonrisa limpia nos alegraba la vida…; (somos entonces unos niños que han comenzado a transitar por los caminos de la pubertad…).
Y arriban los recuerdos de los años que sobrevienen más tarde: … el de los actos religiosos en el templo de San Pío…, el de nuestros sueños que comienzan a convertirse en realidad…; (somos entonces unos jóvenes aún pletóricos de ilusiones…);
Y es a continuación cuando nos visita el recuerdo del padre Rafael Díaz Ardila,… el de este amable cura que hoy hace ya tantos años va a bordo de una pequeña carreta a la que tira un burrito…; la escena se desarrolla en el Foyer de Charité…: el jovial y dinámico padre va presidiendo la procesión que se desplaza alrededor del verde y florecido entorno…; (ya somos adultos, pero además esta vez, sorprendido, descubro que además soy papá: ya hay unas niñas y unos niños que, al igual que yo lo hacía en mi niñez, van ahí…, emocionados y risueños…, formando parte de la procesión, ahora detrás del inquieto cura jesuita…, y de su silencioso burrito…, y de sus rezos…, y de sus cánticos inmemoriales…).

Los pasos, esculturas representativas de diversos pasajes bíblicos o de la tradición católica que son cargadas en hombros por penitentes a lo largo de calles previamente escogidas como escenarios de las denominadas procesiones, constituyen una de las más arraigadas expresiones religiosas y culturales de muchos lugares a lo largo y ancho del orbe. Retorno al pasado de nuevo y recuerdo cómo observo la manera en que se bambolean sobre los hombros de los nazarenos mientras yo fijo mi atención en ellos, pero de reojo la fijo también en el rosado algodón de azúcar y en los cucuruchos de crispeta…
La pasión y muerte de Jesús de Nazaret continúa siendo el drama más trascendental de nuestra historia y el referente obligado de millones de creyentes, que seguimos volviendo los ojos hacia Él cuando las penalidades y angustias del diario vivir pretenden sumirnos en las honduras de la desesperanza.
Saludamos, pues, con todo nuestro respeto el inicio de la Semana Mayor y exhortamos a todas nuestras amigas y a todos nuestros amigos a vivirla plenamente alrededor de los valores más excelsos de la cristiandad, cuyo paulatino abandono acaso explique el asombroso y perturbador deterioro moral en el que andamos sumidos.
¡¡¡ Un espléndido Domingo de Ramos !!!
¡¡¡ Y un abrazo inmenso para ustedes !!!