LA VIOLENCIA VICARIA. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

 

Hoy, Día Internacional de la Mujer, me quiero referir a una de las más cobardes, repudiables y nocivas modalidades de la violencia machista en contra de la mujer.

Hablo de la violencia vicaria.

 

 

Esta particular forma de violencia es la que se ejerce sobre los hijos o las hijas de la mujer a la que se quiere agredir.

En la violencia vicaria, en efecto, el agresor se aprovecha de los sentimientos inherentes al amor materno y se vale de la sensibilidad de la madre ante la suerte de sus hijos para amenazarla, o controlarla, o hacerla sufrir golpeando a sus hijos en su presencia, o amenazándolos, o expulsándolos de la casa, o privándolos de la ayuda alimentaria, o incluso causándoles la muerte o desapareciéndolos.

 

 

Según un informe de la Secretaría de la Mujer de la Alcaldía Mayor de Bogotá calendado el 11 de noviembre de 2024, en el año 2023 fueron víctimas de esta modalidad de violencia en Colombia no menos de dos mil quinientas diecisiete (2517) mujeres y en el primer trimestre de 2024 la cifra ya iba en las ochocientos noventa (890) mujeres víctimas de violencia vicaria en el país.

 

 

Aunque la violencia vicaria no solamente es ejercida por hombres en contra de mujeres, pues desgraciadamente también la ejercen mujeres en contra de hombres, la proporción es abismalmente menor, tal y como sucede con las demás formas de violencia intrafamiliar.

 

 

Dentro del Congreso de Colombia cursa un proyecto de ley que pretende llevar esta conducta al Código Penal tipificándola como delito y consiguientemente castigándola con cárcel.

 

 

En el Día Internacional de la Mujer, pues, una de las banderas que deben ser agitadas con decisión es la lucha a favor de que todo rastro de ese machismo tóxico que carcome a esta sociedad desaparezca algún día, y que ojalá ese día no esté lejano, pues en la raíz de la violencia vicaria contra la mujer se encuentra el machismo.

 

 

Infortunadamente, el machismo violento, aunque parezca mentira, es alimentado por algunas mujeres, principalmente por madres que paradójicamente y a pesar de su condición de mujeres apoyan la violencia que sus hijos ejercen en contra de sus nueras, incluida la violencia vicaria, que es como decir que no se oponen a que sean golpeados o maltratados sus propios nietos.

 

 

Como sucede prácticamente con todos los males de nuestra sociedad, las principales herramientas que deben ser utilizadas frente al creciente auge de la violencia vicaria son la vigencia efectiva del Derecho y, por supuesto, la educación de nuestro pueblo.

 

 

Lamentablemente, respecto de ninguna de ellas observo un compromiso decidido por parte del Estado.

 

 

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