Nunca se imaginaron las hermanas maestras de escuela Mildred Hill y Patty Hill, cuando en el año 1893 compusieron una pequeña y sencilla canción llamada “Happy Birthday to you” (“Feliz cumpleaños a ti”), para congratular con ella a una niña que cumplía años, cantando acompañadas del piano y modificando un canto anterior con el cual saludaban el nuevo día sus alumnos, que estaban dándole vida nada menos que a la pieza musical que se convertiría en la canción más popular del planeta, no solo en idioma inglés, sino en el resto de lenguas del mundo occidental.
En medio de un berenjenal jurídico, que se inició desde que Jessica Hill, la menor de las hermanas Hill, en el año 1934 logró el reconocimiento de los derechos de autor sobre la diminuta canción, y que todavía no termina, pues -contrariamente a lo que se cree- la canción continúa generando derechos de autor, a pesar de que, en el sentir de algunos, ya debería ser de dominio público o patrimonio cultural de la humanidad, el “Happy Birthday to you” sigue -como cierto güisqui- tan campante, sonando en cuanta celebración de cumpleaños se lleva a cabo, sin distinción alguna de clase social.
Mildred Jane Hill nació el 27 de junio de 1859 en Louisville / Kentucky (USA) y murió el 5 de junio de 1926 en Chicago / Illinois (USA).
Patty Smith Hill nació el 27 de marzo de 1868 en Anchorage / Kentucky (USA) y murió en Nueva York el 25 de mayo de 1946.
La cancioncilla original se titulaba “Good morning to all” (“Buenos días a todos”) y tenía la siguiente letra:
“Good morning to you,
Good morning to you,
Good morning, dear children,
Good morning to all”.
Traducido al español:
“Buenos días a ti,
Buenos días a ti,
Buenos días, queridos niños,
Buenos días a todos”.
Con la modificación que le introdujo Patty quedó así:
“Happy Birthday to you,
Happy Birthday to you,
Happy Birthday dear Alice,
Happy Birthday to you”.
Traducido al español:
“Feliz cumpleaños a ti,
Feliz cumpleaños a ti,
Feliz cumpleaños, querida Alicia,
Feliz cumpleaños a ti”.
Según algunas fuentes, en efecto, la niña que cumplía años se llamaba Alice.
Empero, posteriormente el nombre de Alice empezó a ser cambiado por el del agasajado o el de la agasajada de turno. La letra del “Happy Birthday to you” quedó, pues, así:
“Happy Birthday to you,
Happy Birthday to you,
Happy Birthday dear (name),
Happy Birthday to you”.
Traducido al español:
“Feliz cumpleaños a ti,
Feliz cumpleaños a ti,
Feliz cumpleaños querido (a) (nombre)
Feliz cumpleaños a ti”.
Eso es todo lo que dice el “Happy Birthday to you” original.
Suponiendo como nombre del agasajado, pongamos por caso, el de David, la cancioncilla quedaría así:
“Happy Birthday to you,
Happy Birthday to you,
Happy Birthday, dear David,
Happy Birthday to you”.
Así se cantó el “Happy Birthday to you” durante años. Incluso en las películas originalmente habladas en inglés y que son traducidas al español, se escucha cantar la pieza con esa traducción.
Lamentablemente, como todos los nombres no eran tan sencillos de cantar sin perder la medida (por ejemplo, el de “David” resultaba fácil si era en inglés, es decir, acentuando en la primera sílaba -“Dei”-, pero no si era en español, o sea, acentuando en la segunda sílaba -“vid”), y como los seres humanos somos cada vez menos inclinados a la ternura, la letra original fue modificada y lo primero que se hizo fue suprimirle al tercer verso el “querido” o “querida” (“dear”). Además, en los dos únicos versos en los cuales sobrevivió el “Feliz” (“Happy”) con que iniciaban los cuatro versos en la canción original, ese adverbio se pasó al final. Pero, como si fuera poco, se eliminó el “a ti”(“to you”) con que finalizaban tres versos, se borró la frase “Feliz cumpleaños” (“Happy Birthday”) del segundo verso y se le reemplazó por la expresión “te deseamos a ti” y, en fin, la canción original de las hermanas Hill quedó así:
“Cumpleaños feliz,
te deseamos a ti,
cumpleaños, Alicia,
cumpleaños feliz”.
Como puede observarse, el “Happy Birthday to you” (“Feliz cumpleaños a ti”) desapareció para dar paso al “Happy Birthday” (“Cumpleaños feliz”).
A pesar de que la nueva versión dejaba atrás la pieza original, hasta ahí todo hubiera sido perfecto. Pero como la felicidad completa no existe, comenzaron a rondar encima del “Happy Birthday” los oscuros nubarrones de la desdicha.
Y es que a algún serenatero de habla castellana en plan de “compositor” se le ocurrió la idea de agregarle una segunda estrofa:
“Que los cumplas feliz,
que los vuelva (sic) a cumplir,
que los sigas cumpliendo,
cumpleaños feliz”.
La combinación del tuteo con el trato de “usted”, al mejor estilo de “Don Chinche”, era evidente y ha debido originar la inmediata derogatoria de semejante adefesio.
Pero no. Eso no sucedió, sino que -por el contrario- la segunda estrofa terminó imponiéndose.
Con todo, ni siquiera eso fue lo más grave. Como si las modificaciones a la letra original fueran pocas, a algún otro serenatero, también con convicciones de “compositor”, se le ocurrió empezar a dar fechas o plazos estimados de hasta dónde iría la vida del agasajado. Entonces el “Happy Birthday” se lo empezaron a cantar a los soñolientos cumplimentados, en su propia cara, así:
“Que los cumplas feliz,
que los vuelva (sic) a cumplir,
que los sigas cumpliendo,
hasta el año dos mil”.
Sin embargo, muy pronto se advirtió que el año dos mil ya estaba muy cerca y que dar dicho año como tope máximo de la vida resultaba prácticamente ofensivo contra el indefenso agasajado, a quien no le quedaba más remedio que esbozar una sonrisa tonta a pesar de que le estaban vaticinando la proximidad del fin de sus desventurados días. Entonces algún otro serenatero “compositor” decidió que la celebración anual del cumpleaños no llegara solamente hasta el ya cercano año “dos mil”, sino que se extendiera hasta el lejanísimo año “tres mil”.
La canción, otra vez modificada, quedó así:
“Que los cumplas feliz,
que los vuelva (sic) a cumplir,
que los sigas cumpliendo,
hasta el año tres mil”.
Esta nueva letra ya de por sí era otro insulto al infeliz cumpleañero porque le recordaba la brevedad de la vida. Aunque un insulto mirado desde la perspectiva contraria. En efecto, ante la escasa longevidad de los pobres mortales seres humanos, que a duras penas llegan a vivir cien años, vaticinarle al agasajado con semejante adefesio, mientras se le estaba obligando a trasnochar, que cumpliría años “hasta el año tres mil” sonaba a absurdo y hasta a deprimente y podría desencadenar -como, en efecto, ha desencadenado- una que otra crisis de angustia existencial.
Pero como el “talento” es ilimitado —y la falta de lógica también— en lugar de recular y volver a los cauces normales, es decir, en vez de retornar a la sencilla, breve y tierna letra del “Happy Birthday” que las hermanas Hill le cantaron a la niña Alice, sucedió que a algún otro serenatero “compositor” le pareció que “hasta el año tres mil” era muy poco tiempo, y entonces optó por añadirle la migaja de siete mil años más, llevando el terrorífico conteo nada menos que “hasta el año diez mil“.
La manoseada canción, de nuevo impunemente modificada, quedó pues así:
“Que los cumplas feliz,
que los vuelva (sic) a cumplir,
que los sigas cumpliendo,
hasta el año diez mil”.
Por supuesto, el inerme, desvelado y acorralado agasajado no tenía otra opción que sonreír sin ganas ante tan estrambótico vaticinio; un vaticinio tan imposible de cumplir como el de desearle —y no en un contexto poético, sino con la más escueta prosa— que el próximo año se fuera de viaje, no a Europa, sino a la constelación de Andrómeda.
No obstante, ahí no paró la cosa. En honor a la verdad, son pocas las veces que he escuchado ese nuevo desafuero contra la lógica y el buen gusto, pero sí lo he oído: me refiero al exabrupto que algún otro serenatero “compositor” “creó” añadiéndole a la vapuleada letra del “Happy Birthday” la bicoca de noventa mil años más, de modo que lo que le desean al atrapado, asustado e infeliz agasajado de la fiesta, entre las palmas de alegría de quienes cantan y la cara de espeluzno de quien escucha, es que cumpla años “hasta el año cien mil“. ¡¡¡ Por favor !!!
Ojalá retorne la sensatez y, en aras de no andar recordando en las fiestas de cumpleaños la fragilidad, volatilidad y fugacidad de la vida humana, se vuelva a la letra original, obviamente traducida al español, y de esta manera el “Happy Birthday” se empiece a cantar otra vez así:
“Feliz cumpleaños a ti,
Feliz cumpleaños a ti,
Feliz cumpleaños, querido (a) (nombre).
Feliz cumpleaños a ti”.
Fue así exactamente como las hermanas Hill compusieron la canción y debería ser así como se cantara en nuestro idioma.
Empero, si se prefiere la letra modificada y no la traducción al español del texto original, ojalá que entonces se cante en la siguiente forma:
“Cumpleaños feliz,
cumpleaños feliz,
cumpleaños, (nombre),
cumpleaños feliz”.
Si les parece que la canción queda muy corta -aunque muy corta es y debería seguir siendo- podrían añadirle el adefesio -perdón, la segunda estrofa- que el anónimo serenatero “compositor” le agregó. Pero, al menos, por un poco de compasión hacia la sintaxis, el buen gusto, la lógica y la realidad de la vida, y con el fin de no mortificar ni asustar a nadie, háganlo de la siguiente manera:
“Que los cumpla feliz,
que los vuelva a cumplir,
que los siga cumpliendo,
cumpleaños feliz”.
Si bien es cierto que así se sacrifica la calidez del tuteo, también lo es que se evita el sacrificio de la gramática.
Y además, no se estará rememorando implícitamente lo breve que es la existencia, ni sugiriendo la inevitabilidad de la muerte en unas fiestas que, como las de cumpleaños, deben ser solamente una alegre, risueña, bulliciosa y jovial exaltación de la vida.
ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ: Miembro de Número de la Academia de Historia de Santander.
Miembro del Colegio Nacional de Periodistas (CNP).
Miembro de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (SAYCO).
Miembro del Honorable Colegio de Abogados de Santander.