Bucaramanga está en manos de la indisciplina social, la patanería y la ausencia total del Estado.
Lo sucedido hoy, pasadas las 2 de la tarde, rebasó por completo los límites de la tolerancia y la paciencia que los oriundos de esta otrora apacible ciudad hemos tenido que exhibir ante la indolencia total que viene mostrando el Estado frente a los gravísimos problemas que están acabando con Bucaramanga. Problemas que el Estado perfectamente conoce, porque le han sido puestos en su conocimiento de manera reiterada, pero ante los cuales guarda una sospechosa actitud de indiferencia.
Existe en la avenida 36 frente al Centro Empresarial Chicamocha una glorieta donde confluyen diversas vías: la avenida 36, la calle 40, la carrera 32 que va hacia el norte, hacia el costado oriental del Hotel Chicamocha (carrera 32 que ahí tiene dos sentidos, poniendo en riesgo a los peatones) y la misma carrera 32 que va hacia el sur, hacia el antiguo Mercadefam, actualmente Jumbo.
Hoy, poco después de las 2 de la tarde, intentábamos pasar, con dos personas más, provenientes del restaurante donde acabábamos de almorzar, hacia nuestra oficina, desplazándonos a pie. Es decir, estábamos, simplemente, cruzando la avenida 36. Ya veníamos de antes percibiendo la enorme magnitud del caos existente en ese sitio: PRIMERO) Los motociclistas que suben por la avenida, para eludir el trancón de los vehículos que, igualmente, suben en el mismo sentido occidente -oriente, se trepan al andén, esto es, al andén contiguo al Parque Cultural del Oriente y por allí circulan haciendo zig-zag por entre los asustados peatones, incluidas personas ancianas, que tratan de sacarles el quite y así evitar ser atropelladas; SEGUNDO) Los automotores y motocicletas que suben por la calle 40 (proviniendo del sector donde está ubicada la Clínica Chicamocha) se lanzan a ganar la glorieta, sin importarles la señal de PARE, ni que estén atravesando peatones; TERCERO) Los automotores y motocicletas que descienden por la avenida 36 hacia el occidente ignoran olímpicamente el PARE trazado en el cruce con la glorieta y pasan de largo sin siquiera disminuir la velocidad; CUARTO) Los automotores y las motocicletas de los clientes del restaurante El Limonal ocupan las áreas por donde podrían transitar los peatones; un árbol sembrado allí, unido a motos y personas que allí mismo se sientan y a otros que son vendedores estacionarios, impiden que los transeúntes caminen por esa área (que les daría alguna seguridad), por lo cual les toca bajarse a la calzada y exponerse a ser atropellados; QUINTO) La carrera 32 hacia el norte, es decir, el tramo que va hacia el Hotel Chicamocha, la toman los vehículos y motos que acaban de abandonar la glorieta o que descienden por la avenida 36 y giran hacia el norte en la esquina, A TODA VELOCIDAD, sin importarles a sus conductores que hay peatones atravesando de un andén al otro. SEXTO) En esa misma esquina, los transeúntes tienen que estar atentos, además, a los automotores y motocicletas que vienen por la misma carrera 32, pero de norte a sur; SÉPTIMO) Por esa carrera 32 suele circular a velocidades extremas uno de esos ruidosos e inciviles motociclistas que les hacen quitar a los tubos de escape de sus motocicletas el silenciador, para así ensordecer más con el ruido a los indefensos peatones; este sujeto atraviesa la carrera 32 desde el Hotel Chicamocha hasta la glorieta como si estuviera en una competencia motociclística; OCTAVO) La carrera 32 hacia el sur, es decir, hacia el antiguo Mercadefam, hoy Jumbo, la toman los automotores y motocicletas que acaban de abandonar la glorieta, A TODA VELOCIDAD, sin la más mínima consideración con los peatones, que no atinan cómo cruzar de un andén a otro. NOVENO) Los motociclistas, para evitar ir en busca del retorno más cercano, pasan de una calzada de la avenida a la otra subiéndose al separador de la avenida. DÉCIMO) Lo mismo (subirse al separador de la avenida) hacen los motociclistas que van a tomar la carrera 32 hacia el norte. En fin, es el desorden en su peor expresión.
Pero hoy aquel estado de cosas llegó a su clímax: dos ambulancias, compitiendo por llegar primero, aparecieron subiendo por la calle 36 y luego de superar a alta velocidad la glorieta, reingresaron raudas a la calle 36 y empezaron su veloz ascenso en busca de la carrera 33. Pero al conductor de la ambulancia que iba detrás —de la cual solo alcanzamos a visualizar las letras “EMET” en color verde, estampadas en la parte posterior y superior de la carrocería—, para sobrepasar a la ambulancia que estaba adelante, se le hizo fácil subirse al andén sur y por el andén prosiguió su veloz marcha hasta que llegó al semáforo de la esquina, lo sobrepasó, ingresó a la carrera 33, la sobrepasó y siguió raudo por la calle 36 con rumbo desconocido, mientras los indefensos peatones que presenciábamos aquella muestra de vulgaridad, de temeridad, de irresponsabilidad y de falta del más mínimo respeto por la ley y por las personas que se desplazaban a pie, nada pudimos hacer.
Hoy he entendido por qué hay en este país tanta indignación y tanta violencia frente al caos que se enseñorea de nuestras calles.
Ya es hora de que la ciudadanía comience a ejercer sus derechos ciudadanos y pasemos de la denuncia en los medios —que, por lo visto, no ha servido para nada— a la utilización de las herramientas de lucha que nos dan la democracia y la ley.
Señor alcalde: Usted es el jefe de la policía en Bucaramanga, de conformidad con la Constitución de Colombia. Usted, señor alcalde, es el responsable del orden público en Bucaramanga. Como bumangués de nacimiento, como persona que ha vivido toda su vida en esta ciudad, como contribuyente del erario, le exijo que imponga el principio de autoridad, principio sin el cual ninguna sociedad es viable. Bucaramanga, señor alcalde, está hecha un caos, por no decir la palabra vulgar que usted ya se imaginará. Si en el lugar que le he descrito sucede una tragedia, usted será el responsable políticamente y tendrá que estudiarse, incluso, su posible responsabilidad penal. Se lo estoy advirtiendo, señor alcalde: en la glorieta frente al Centro Empresarial Chicamocha, o en los andenes contiguos, o en las calzadas contiguas, VA A SUCEDER UNA TRAGEDIA.
Hago un llamado público también a usted, señor director de la Dirección de Tránsito y Transportes de Bucaramanga, y a usted, señor Comandante de la Policía Nacional en Bucaramanga. Es un llamado URGENTE para que dispongan la presencia de agentes de tránsito y agentes de la policía en ese lugar.
Además, hay que instalar cámaras.
Pero que ojalá las cámaras sirvan para algo, que verdaderamente funcionen y que de verdad con base en ellas no solo se arreste a los infractores de la ley penal, sino que también se sancione drásticamente a los infractores de la ley de tránsito.
¡Ya no más permisividad en Bucaramanga!
Quienes estamos pagando impuestos tenemos derecho a exigirle al Estado que nos proteja con todo el inmenso poderío con que lo ha dotado nuestra organización política, jurídica y social.
