¡Un millón de gracias! Por Óscar Humberto Gómez Gómez

ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ. Fotografía de Nylse Blackburn. 2009

 

¡Hola, amigos!

¡Hola, amigas!

Desde el fondo del corazón, deseo expresarles a todos ustedes mi gratitud imperecedera por las manifestaciones de aprecio con que me han obsequiado con ocasión de mi cumpleaños.  Que nuestro buen Hacedor tenga a bien acceder a los amables deseos que me han prodigado.

Es claro que cuando hablo de mis amigos y mis amigas, y cuando a todos ellos les expreso mi gratitud, empiezo por los hombres y las mujeres de mi familia, la consanguínea y la política, cuya presencia constante en mi vida ha sido el motor que me ha impulsado a emprender las aventuras en que he terminado metiéndome.

Como dijo Ortega y Gasset, “uno es uno y su circunstancia“. Por ello, aprovecho la oportunidad para reiterarles mis infinitos agradecimientos por sus voces de aliento para que siga adelante con las tareas que hasta la presente he asumido, dada mi condición de abogado, en defensa del derecho a la justicia, valor fundamental en cualquier sociedad civilizada.

También, obviamente, les doy mis más expresivas gracias por las voces de estímulo que me han dado en relación con mi vinculación a actividades culturales tales como la música, la historia y la literatura. Ustedes, los que para mi fortuna me aprecian y aprecian lo que hago, comprenden que estas labores yo no puedo adelantarlas como lo hacen quienes a ellas se dedican profesionalmente, esto es, con aplicación, trabajando en las mismas desde la mañana hasta la noche, todos los días de la semana, todas las semanas del mes y todos los meses del año, en forma habitual e ininterrumpida, sino a ratos, cuando los abrumadores compromisos laborales que debo atender me lo permiten. Por ello, les agradezco la generosa benevolencia y magnánima dulzura con que me han tratado siempre a propósito de mis humildes incursiones en esos difíciles terrenos.

 

 

De manera muy especial, quiero decirles gracias, otra vez, a quienes me han honrado recordándome que, tantos años después, en sus corazones continúa vigente “mi música”, ese universo de cancioncillas que, en mis escasos ratos libres, he tenido el atrevimiento de componer, y he tenido el atrevimiento de grabar, y -más grave aún- he tenido el atrevimiento de vender, no -dicho sea de paso- con el fin de “enriquecerme” con ellas, sino para aproximarme con ellas, al igual que lo hago con todo lo demás, hasta los corazones de ustedes y repetirles cuánto los quiero.

“VAGO” ha recibido también las manifestaciones de su cálida acogida. Esa incursión en el mundo de la caricatura, de la mano del maestro Pedro Jesús Vargas Cordero, les ha insuflado un toque de liviandad a algunos temas a los que les conviene un tris de buen humor a fin de simplificarlos, suavizarlos y hacerlos más cercanos a todo el mundo.

Nuestro portal de Internet, desde su creación, ha estado -y sigue estando- a la entera disposición de ustedes, de sus inquietudes, sus comentarios, sus opiniones y sus observaciones críticas. En él se han tocado los más diversos asuntos, unos trascendentales, otros sencillos, todos importantes, en el entendido de que la importancia de un tema no siempre se la da su densidad o su trascendencia, pues a veces ella emerge de tópicos que, equivocadamente, suelen pasar por triviales, como los de la amistad, la nostalgia, la solidaridad, la admiración o la simpatía.

¡Un millón de gracias a todos por el regalo inestimable de su afecto!

 

¡Gracias por compartirla!
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