Arquitectura. Por Gabriel Jaime Valencia (Napo)

 

Tú lo sabes, Señor,
que fue mi anhelo
construir un hogar
en hermosura,
un castillo de amor
cerca del cielo,
sin cálculos de base
ni de altura.

Perdóname, Señor,
este mi anhelo
fue una fantástica
locura
y el castillo se hundió,
como se hundió en el hielo
el Titanic una vez
entre la noche oscura.

Poco pude salvar:
sólo un pañuelo,
para enjugar
mil lágrimas futuras.
Perdóname, Señor,
Dios de los cielos:
¿qué puedo yo saber
de arquitectura?

 

¡Gracias por compartirla!
Publicado en La pluma ajena, Poesía | 1 comentario