Gracias, Nylse.
Gracias por tu amistad,
tu amor,
tu comprensión
y tu paciencia.
Hoy,
en nuestro aniversario,
iremos al lugar donde te gusta ir
y nos tomaremos una copa de vino,
como te gusta,
y comeremos lo que a ti te gusta,
y volverás a ser mi novia,
como antes.
Hoy,
en nuestro aniversario,
no te podré cantar con la guitarra,
pero sí podré platicar contigo
sobre canciones que nos fascinaban,
y te podré besar,
como antes,
y te podré decir que te quiero,
como siempre.
Hoy,
en nuestro aniversario,
volveré a contemplar
la hermosura de tu mirada,
y acariciaré tu pelo,
y responderé con mi sonrisa
a tu sonrisa,
y volveré a sentir
la calidez de tus manos,
y ya no hablaremos de nuestras luchas,
ni de los días difíciles,
sino de los momentos amables,
y de cómo logramos juntos
construir una familia nueva,
fundada en la ternura
y en el respeto.
Hoy,
en nuestro aniversario,
celebraremos juntos el triunfo
de la nueva forma de educar a los hijos
que nos atrevimos a ensayar,
y nos congratularemos
porque pudimos demostrarnos
que no eran ciertos los paradigmas
y que sí es posible
formar personas de bien
sin golpear a los niños.
Hoy,
en nuestro aniversario,
estaremos de nuevo solos,
juntos,
como al principio,
como cuando íbamos al mar
sin avisarle
y él nos acogía
como a dos viejos amigos.
Hoy,
en nuestro aniversario,
volverás a caminar sobre la alfombra
rumbo al altar,
en el viejo templo del barrio Sotomayor,
con tu vestido blanco
y toda la magia de tus años jóvenes,
y volveré a escuchar el violín
de Alfonso Guerrero
tocando la marcha,
y la voz del padre Quijano,
y los aplausos,
y las felicitaciones.
Hoy, en nuestro aniversario,
aquel inmenso salón
volverá a estar engalanado de flores,
pero solo para nosotros dos,
para ti,
y para mí.
Hoy, en nuestro aniversario,
nadie más estará con nosotros,
estaremos solos tú y yo,
porque ya es hora
de que estemos solos,
como al principio,
como en los primeros años,
cuando nos sentábamos a hablar
y a reírnos
sin prender las luces de la sala;
como la víspera de Año Nuevo
que pasamos bailando los dos,
solos,
mientras los niños dormían;
como cuando nos quedábamos dentro del auto detenido,
contemplando las luces de la ciudad
titilando allá abajo
y las estrellas del cielo
titilando allá arriba
encima de nosotros,
como si nos estuvieran sonriendo
y sirviéndonos de cómplices
en la mágica oscuridad
de la noche sabatina.
Hoy,
en nuestro aniversario,
no habrá discursos,
porque no harán falta,
únicamente te tomaré la mano
y te diré que te amo,
y que le agradezco a Dios,
y a la vida,
el que me hayan dado
la preciosa e inolvidable
oportunidad de conocerte.
Querida Nylse:
¡Feliz aniversario!
[Mesa de las Tempestades, miércoles 27 de diciembre de 2018].
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