
Después de aquel primer y vano intento
del soneto que quedóse en tentativa,
no ha quedado la intención a la deriva
y retorna la obsesión cada momento.
Me pregunto con molestia y con tormento,
y respuesta valedera no me arriba,
¿por qué ha de ser imposible que yo escriba
lo que otro escribe raudo, así sea lento?
Como dicen que Esperanza es siempre verde
y que en vida es lo último que pierde
el ser que alguna cosa busca esquiva,
yo, obstinado, seguiré con este reto
de escribir alguna vez algún soneto
¡y será ilusión que busque mientras viva!