NOTAS DEL PORTAL:
“Cultivador de orquídeas, criador de pájaros, inmejorable narrador oral de la historia de esta tierra, basquetbolista, golfista y nadador, Fernando Puyana Villamizar es hijo del hogar formado por Gustavo Puyana Puyana y Helena Villamizar de Puyana. A la muerte de su padre, asumió con sus hermanos Clemencia y Alejandro el manejo de la empresa fundada por aquél. A quienes lo conocemos siempre nos ha sorprendido su sencillez y la casi desconcertante falta de apego que evidencia hacia las cuestiones dinerarias, siendo, más bien, notorias en él sus inclinaciones a la contemplación, cultivo y amorosa defensa de la naturaleza, virtudes bien escasas hoy en día”. (GÓMEZ GÓMEZ, Óscar Humberto. Historia de Bucaramanga. 1a edición. [Sic] Editorial. Casa Editora Los Hermanos Gómez. Bucaramanga. 2009, p. 570).
EL PERSONAJE.- El maestro Jorge Iván Arango fue uno de los más connotados pintores santandereanos del siglo XX. Vivía en Piedecuesta, en una antigua y anchurosa casa amoblada por él con elementos de extrema sencillez. Era especialmente llamativa, por ejemplo, su regadera, ubicada en pleno patio central al aire libre. Él es el autor del inmenso mural que marca el ingreso al barrio Cañaveral de Floridablanca. Como se recordará, un verdadero plebiscito de rechazo a la posibilidad de dar al traste con esta enorme obra debido a los trabajos de ampliación de la autopista obligó a la conservación de aquel extraordinario mural y, de paso, constituyó la más grande manifestación de admiración, respeto y aprecio hacia nuestro magnífico artista.
A Jorge Iván Arango y Fernando Puyana los unió siempre una gran amistad, que sólo se vio temporalmente enturbiada por el hecho que a continuación se relata y que, precisamente, dio origen a la poesía que hoy insertamos.
LA ANÉCDOTA.- Debido a una decisión unilateral adoptada por la administradora del Centro Comercial Cabecera IV Etapa de Bucaramanga, donde tiene su sede la empresa Gustavo Puyana y Cía Ltda, fue retirada de allí una obra del maestro Jorge Iván Arango. La administradora, al parecer, echó a rodar la bola de que había sido Fernando Puyana Villamizar, amigo personal del artista, el impulsor de la idea de retirar la obra del maestro Arango de Cabecera IV Etapa, lo cual, por supuesto, no era cierto. Sin embargo, la falaz noticia llegó a oídos del maestro y éste se enemistó con su antiguo amigo. Fernando Puyana, entonces, decidió escribirle al pintor una carta en la cual le rectificaba la información falaz que había llegado hasta él y le señalaba de dónde, más bien, había provenido la idea de retirar su obra. La misiva, sin embargo, no se la escribió en prosa, sino en verso. Los dos amigos se reconciliaron y el aprecio mutuo perduró hasta la temprana y lamentable desaparición del talentoso artista santandereano.
LA POESÍA.
CARTA AL MAESTRO
Por Fernando Puyana Villamizar
Ave de costumbres laboriosas,
curiosa y persistente en su tejido,
en lo más alto reposa el nido,
rápidos vuelos de pericias fogosas.
Sobre el remanso sombras fantasiosas,
y atraída por el constante ruido,
en el hogar la descendencia ha nacido,
igual en el artista plasmadas musas,
enjambre de gentes trabajosas,
como abejas generan sus zumbidos.
Simbiosis del ambiente compartido,
tradiciones hechas obras grandiosas.
Vivas narraciones fabulosas
la oropéndola y el arrendajo han transmitido,
con sapiencia su seguridad ha conseguido
en contorno de avispas ponzoñosas.
