
Llegar en horas de la noche hasta la puerta de una casa, o hasta una de sus ventanas, con instrumentos musicales y un repertorio de cuatro o cinco canciones, y, en un momento dado, dar inicio a una serenata, era una de esas actividades emocionantes y hermosas con las que los jóvenes de los años 70 le hacíamos frente al tedio de la rutina semanal y nos lanzábamos a navegar a través de la magia de los sueños.
Dimos serenatas con los más diversos pretextos: el Día del Amor y la Amistad, el Día de la Madre, el Día del Maestro, o porque cumplía años la destinataria, o porque estábamos interesados en su conquista.
Por infortunio, con el paso del tiempo, esta costumbre comenzó a decaer. Lamentablemente —y salvo una que otra excepción, cada vez más exótica— la vulgaridad y la ordinariez han dado al traste con el romanticismo y lo que se impone ahora es el llegar a hacer ruido, a no dejar dormir a los vecinos con estridencias “musicales” extrañas a nuestra cultura y a sembrar a altas horas de la noche motivos de discordia.
Para rememorar lo que realmente era la serenata, esa bella tradición que tantas veces nos reportó alegría —y una que otra satisfacción sentimental—, hoy queremos compartir con nuestros visitantes y amigos una canción emblemática: el bambuco “RUMOR DE SERENATA“, del compositor nortesantandereano Víctor Romero. Lo interpreta La Gran Rondalla Colombiana, que dirige el maestro Jorge Zapata.
¡Bienvenidos!
ILUSTRACIÓN: Póster de la película colombiana La serenata (cortometraje), dirigida por Carlos César Arbeláez.
NOTA DEL PORTAL: El título de esta entrada es “DE SERENATA”. La canción ha sido titulada en la discografía con dos títulos: “RUMOR DE SERENATA” y “RUMORES DE SERENATA”.