Comenzó el pasado domingo, primer Domingo de Adviento, el último mes del año, el mes de diciembre, el mes que siempre fue mágico en nuestra lejana niñez y que siguió siéndolo durante nuestra también lejana juventud.
Va, pues, nuestro cariñoso saludo decembrino para quienes visitan este blog, para todas las lectoras y todos los lectores de nuestros escritos y de los escritos ajenos que hemos publicado aquí a fin de compartirlos con aquellos de quienes sabemos que siempre nos esperan, con sus celulares, o con sus computadores, para conocer cuál ha sido la última ocurrencia de El Diablillo del Parnaso (que, por cierto, no aparece en escena hace rato), o hacia dónde apunta esta vez la sensibilidad de El Último Guane (que tampoco ha dado señales de vida en estos meses), o si acerca de algún tema de historia, o de medicina, o de arquitectura, o de odontología, o de ingeniería, o de periodismo, o de psicología, o de filosofía, o de ecología, o de derecho, o de cine, o de deporte, o de literatura hemos publicado alguna nota; o cuál nueva canción les distraerá unos minutos de su ajetreo diario, o cuál nueva caricatura será la que los hará esbozar una sonrisa; pero, lo más importante: cuál nuevo milagro tenemos por narrarles de todos los que acontecen a nuestro alrededor, o que nos suceden a nosotros mismos, sin que muchas veces seamos conscientes de su ocurrencia.
MARÍA, EN LA ADVOCACIÓN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Siempre será bienvenida, por supuesto, la exaltación del nacimiento del hombre más grande de la historia, Dios-Hecho-Hombre para el mundo cristiano, en la figura sencilla y tierna del Niño Jesús, y siempre serán bienvenidas las tradiciones más bellas que enaltecieron nuestros diciembres remotos y que nos hicieron tan felices: la mágica Noche de las Velitas en la víspera de la Inmaculada Concepción; la tradicional Novena de Aguinaldos, que ojalá no sea una de esas “modernizadas”, porque en el respeto al texto antiguo, para muchos ingenuo, pero en todo caso original, estriba el que sea una verdadera tradición; el juego de los aguinaldos, que nos sirvió de pretexto —reconozcámoslo— para aproximarnos a quien ya era destinataria de nuestra admiración y de algo más que nuestra mera simpatía; y la Víspera de Año Nuevo, una noche que inevitablemente estará cargada de nostalgia y que siempre nos hemos propuesto que lo sea también de gozo.
Que este mes, amigas y amigos, esté pletórico de alegría y de un espíritu optimista de cara al año venidero.
Os compartimos la música navideña que nos llega desde otras partes del mundo y, para esta oportunidad hemos escogido la de la lejana y gélida Inglaterra, la tierra de William Shakespeare, de Lord Byron, de Oscar Wilde, de Virginia Woolf y de Mary Wollstonecraff, entre otros grandes de las letras inglesas, y de ese inmenso actor y músico que fue nuestro admirado Charles Chaplin.
¡¡¡ BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS !!!
¡¡¡ FELIZ DICIEMBRE 2024 !!!
¡¡¡ QUE EL AMOR DE DIOS INUNDE MI CORAZÓN Y EL VUESTRO !!!
