PRODUCTO INTERNO BRUTO DE FELICIDAD NACIONAL (PIF)
Por Manuel Enrique Rey Sanmiguel
La nueva modalidad que se mide como parámetro, dentro de cada arcifinio enmarcado por las variopintas naciones del planeta, ha dejado de medirse en términos globalizados ponderables tales como la distribución de la riqueza, el grado ocupacional, etc., sino por estadísticos –muchos de los cuales son imponderables- como el grado de felicidad, medido en términos y obtenido por ejemplo de la caridad practicada, el grado de solidaridad, el bienestar, lo ecológico, la esperanza de vida, la seguridad, la no corrupción.
Dichos parámetros toman interés a nivel mundial a medida que son aprobadas resoluciones tales como la de julio de 2011 de la Organización de Naciones Unidas, consistente en que en cada país mida “la felicidad de su pueblo, para guiar el desarrollo de sus políticas públicas”.
Desde luego, el hecho de medir parámetros emocionales a través de encuestas de opinión, implica que determinados resultados puedan establecerse centrados, sesgados dependiendo del universo escogido, de la ocasión o el momento, de un específico estado emocional puntual debido a algún hito, donde sería lógico que la medida estudiada dependiendo del conjunto seleccionado y hasta de la hora, pueda falsear o no la inferencia deducible a partir de los datos.
Una de las consecuencias que concita el mayor interés en órganos mundiales tales como la ONU, es tender a globalizar su estudio implicando cada vez a un mayor número de países, de manera que pueda establecerse un ranking clasificatorio, por medio del cual y dependiendo de lo estudiado, se obtenga un razonable grado de escalafón que pueda situar a cada país en un orden donde se mida el detrimento o el goce obtenido a partir de lo ético, de lo moral o virtuoso, etc., que identifique al conglomerado en términos de felicidad, o por el contrario si se vive permanentemente haciendo corte a la desesperanza y al desconsuelo.
De acuerdo a lo anteriormente expuesto, ha podido establecerse que existe algún factor geo-político o genético poblacional, etc., encargado de producir dicho sentimiento de ventura y contento en países la mayoría de ellos localizados en el norte terráqueo, preferencialmente en Europa, toda vez que en las encuestas clasificatorias sin importar el contenido de la emoción positiva encuestada, siempre aparecerán en los primeros lugares: Dinamarca, Noruega y Suiza, seguidos por Holanda, Suecia, Canadá, Finlandia, Austria, Islandia y Australia.
En nuestra subdesarrollada región americana, la grata bonanza y satisfacción, parecen buscar permanente lecho y techo en países como Costa Rica, Panamá, México y Venezuela.
América Latina siempre aparece como el tercer continente más feliz del mundo y en su orden como países dichosos y contentos: Brasil, Chile, Argentina y Colombia que casi siempre clasifica en la mitad.
Tambien, así parezca increíble, existe satisfacción y contento en los países llamados hiena. Su nombre se debe porque igual que el animal, vive riéndose, así coma carroña y haga el sexo una vez en la vida. Algunos al leer encuestas clasificatorias piensan que sus países son felices porque sonríen, que no necesariamente implica satisfacción.