A uno de los pintorescos destinos turísticos de Santander: a Charalá. Cercana al departamento de Boyacá con la cual colinda, se encuentra localizada a 135 kilómetros de Bucaramanga, cercada por un mar de fértiles montañas, cuyos pies majestuosamente bañan silentes los ríos Taquiza y Pienta. Un enclave perdido entre un campo de verdes de esmeralda. Ahí está Charalá. Tierra antaño hábitat de altivos guanes y chalaláes dirá su himno: en las gestas heroicas tú diste/ un ejemplo sin par de entereza: / detuviste española fiereza/ que auxiliar a Barreiro intentó. / Y la historia en tres nombres proclama/ de tus hijos cuál es el denuedo: / en la Santos, Galán y Acevedo/ heroísmo la patria aprendió.
Muchos se estarán preguntando –para desgracia de quienes creen que hacer turismo consiste en un permanente ir sobre cuatro llantas, moviéndose para acá y para allá- qué hacer tres o cuatro días durante uno de los puentes más largos del calendario: el de la Semana Santa. Empezaré recomendando para los bumangueses durante el primer día de viaje: visitar en horas de la mañana el Parque Nacional del Chicamocha es siempre una buena excusa para deleitarse con un paisaje majestuoso y único, recrear la vista que jamás alcanzará a vislumbrar en su panóptica munificente todo el rumbo zigzagueante del rio Chicamocha de 360°, en medio de cañones impolutos, de yerbajos y ventiscas que una vez la roca por siempre atrapó, que juega con ellos de día y de noche, ora de sur a norte o viceversa, según decida el genio de Eos, diosa de los vientos.
Charalá se encuentra muy cerca de un puñado de bellos pueblos, que sin importar el azar impuesto a la escogencia, siempre brindará un paisaje de vetustas casas coloniales y amplias calles empedradas, iglesia colonial y un amplio parque de ensueño; restaurante típico, donde no faltará la carne oreada, la yuca, la pepitoria y el cabrito. Que durante cuatro días y por las tardes durante las efemérides sacras, pasos habrá de santos y de milites romanas, sahumerios y lamentos, penitentes y matracas, que recordarán el sacrificio impuesto hace más de 2.000 años al más grandioso de todos los hombres: Jesús de Nazaret.
En Charalá, pasear por el pueblo. Aún la civilización no ha profanado las antañonas casas coloniales que fueron la cuna de próceres y líderes revolucionarios, iglesias tricentenarias como la parroquia de Nuestra Señora de Monguí; meditar sobre la importancia que tuvo para la libertad de Colombia la Batalla del Pienta. Si lo que busca es cultura, la conversa una tarde y en su casa de campo localizada a escasos cinco minutos del pueblo con el incomparable maestro de la pintura primitivista o arte Naif –ingenuo y limpio de corazón como los lienzos de sus trazos precisos y riqueza de contenido— el pintor Manolo Díaz. En tanto recuerda absorto la prodigalidad de cada detalle de su realización ingenua, degustar en cercanía a la plaza de mercado, deliciosos chorizos y las sabrosas almojábanas.
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MANUEL ENRIQUE REY.— Ingeniero químico de la Universidad Nacional. Empresario, historiador y escritor santandereano. Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Santander.