En este pobre país de tanta rosca,
la Aerocivil a Aeropuertos del Oriente
entrególe el terminal donde mi gente
despega y aterriza si no hay fosca.
Que en sus cielos haya un ave negra y tosca
patrullando de manera permanente,
que al viajero no lo atienda alguien sonriente,
sino siempre gente seria y de voz hosca;
que se asemeje a una plaza de mercado,
que el tablero informador viva atrasado
y halle uno más dulzura en una grosca,
todo eso lo soporto resignado,
mas ¡por Dios! les imploro arrodillado:
¡Hagan algo por quitarnos tanta mosca!