Todo aquel que sea mortal
tiene su rabo de paja,
pero ninguno rebaja
de los demás hablar mal.
Todo el mundo es criminal,
nadie en la vida ya encaja,
excepto —claro— el que raja,
pues es un ser sin igual.
La ley debiera un bozal,
o un transplante cerebral,
o el filo de una navaja,
o el deber de usar mortaja,
imponerle al que trabaja
como chismoso habitual.