Si en vez de ser condición
para acceder al Estado
un intachable pasado,
una vida sin manchón,
hoy se exige que en prisión
haya vivido el caudillo
y el ser redomado pillo
da buena reputación;
y si en la contratación
campea orondo el ladrón
y se desdeña al honrado,
¿cómo es que me ha preguntado
más de un tonto despistado
por qué anda mal la nación?