La Facultad de Arquitectura de la ilustre Universidad de los Andes, de Bogotá (D.C.), confirió a nuestro entrañable hijo, el joven santandereano SERGIO ANDRÉS GÓMEZ, el título de Arquitecto, en ceremonia de graduación que se llevó a cabo a las 2 de la tarde del pasado jueves 1 de octubre de 2015 en el Centro Empresarial El Cubo y que fue presidida por el rector del alma mater, doctor Pablo Navas Sánz de Santamaría.
El último semestre de su carrera académica, Sergio Andrés no lo cursó en la Universidad de los Andes, pues fue escogido por esa alma máter como alumno de intercambio con la ilustre Universidad de Buenos Aires (UBA) y, consiguientemente, fue enviado a Argentina.
Nos parece que fue ayer, como canta el maestro Armando Manzanero, cuando Nylse y yo tomamos el avión en el aeropuerto Palonegro, de Bucaramanga, para volar a Bogotá con el fin de despedirlo. Parece que aún estuviéramos acompañándolo en los preparativos del abordaje dentro del aeropuerto Eldorado, de Bogotá; parece que fuera hoy nuestro caminar apresurado por pasillos y escaleras atiborrados de gente en las tareas de consecución de las divisas, y las fotos para el recuerdo tomadas con el celular, y el abrazo, y las inevitables lágrimas, y la sonrisa ingenua y feliz del estudiante que se iba, del hijo de familia que por primera vez salía de su casa, ya no para irse a la capital de la República, como se fue la primera vez, pletórico de sueños, sino ahora fuera del país; y el impecable uniforme de los tripulantes camino hacia el enorme avión azul y blanco de Aerolíneas Argentinas, y las últimas advertencias a través de los altavoces, y las recomendaciones finales de Nylse, y los adioses con la mano y, finalmente, el perderlo de vista luego de ingresar a la sala de espera. Y pareciera que fuese a suceder en los próximos minutos nuestro silencioso regreso a Bucaramanga, y que hasta ahora fuésemos a rezar mentalmente las oraciones porque su estancia en el extranjero le resultase amable y fructífera.
Sergio residió en la patria de José de San Martín y de Manuel Belgrano —curiosamente, Belgrano se llama el barrio donde se hospedó— durante los correspondientes meses de aquel emocionante semestre académico y tuvo la oportunidad de conocer de cerca la calidez y fraternidad de estudiantes de otros países, todos igualmente en intercambio, como él. Le llamó la atención especialmente la sencillez de los mexicanos.
Un día cualquiera supimos que su tío Henry Blackburn lo había sorprendido cuando llegó, procedente de Bogotá, al apartamento donde se hospedaba, con el propósito de visitarlo. Sea el momento, Henricito, de darte nuestras gracias imperecederas por ese DETALLAZO, tan inmenso como el inmenso amor que te profesamos.
Sergio fue siempre un estudiante serio, un muchacho con un alto sentido de la responsabilidad académica, de sus deberes como estudiante, de su compromiso con la representación digna de su Universidad.
Pero también fue en todo momento un joven santandereano a carta cabal. De ahí, su convencimiento acerca de la necesidad de vincularse a la lucha —desigual, casi siempre decepcionante, pero en todo caso ineludible— por la preservación de nuestra identidad cultural y de nuestro patrimonio histórico. En la intervención que esta noche haremos, a través de los mismos micrófonos que emplearán los cantantes de la orquesta, destacaremos ese detalle. Y lo destacaremos, porque hoy en día, cuando los jóvenes solamente piensan en graduarse para largarse de Santander, ojalá por siempre, él ha manifestado que quiere trabajar primero por su tierra, y una intención tan noble, expresada por un miembro de la juventud, no debe pasar inadvertida.
Sería muy largo enumerar los recuerdos. Por ello, solo anotamos aquí lo que primero se nos viene a la cabeza en ese turbión de remembranzas desordenadas que hoy se nos agolpan: su niñez, su saltar alegre mientras se acerca a la puerta de salida del colegio San Pedrito donde lo esperamos para transportarlo a su hogar, su canto frente a la ventana de nuestro apartamento mientras mece su cuerpo al ritmo de la canción de Juanes que habla de “este mundo soñador”, su bautizo con traje de gala azul y blanco, la pequeña capilla del colegio San Pedro y el padre Juan Vicente Córdoba haciendo bromas, su aplicación a cumplir con las tareas escolares, su carcajada infantil rayana en el ahogo cuando me escucha recitar la oración que, según mi madre, nos salvará de que nos muerda el perro que se nos arrima, su grado de bachiller en el Gimnasio San Diego —el pequeño gran colegio al que ilumina la inteligencia privilegiada y el espíritu soñador y emprendedor del ilustre ingeniero y educador santandereano don Luis Martínez-Villalba—, su primera novia, a la que espera en una mesa que él ha preparado con mantel blanco y flores rojas adquiridas en la florería, el comentario que mi ex novia Gloria Asís, de visita en la casa vecina, la de mi profesor Hernando Gómez Guarín, me envía a mi correo y en el que me dice que esa tarde conoció a mi hijo porque entró a algo que no supo qué era y le llamó la atención su simpatía; su decisión de estudiar arquitectura, su viaje a Bogotá, los años de su carrera, su anuncio de que lo enviarán un semestre a Argentina, y, por supuesto, sus proyectos, sus sueños y sus ilusiones.
Lo vimos pasar noches enteras en vela mientras preparaba su proyecto de grado, y lo encontramos muchas veces en las horas de la mañana dormido en un sofá y con su ropa del día anterior puesta, y encima de la mesa una revoltura de cartulinas y tabletas, y, entonces, observando sus escuadras, sus compases, sus lápices y sus demás implementos dispersos sobre la mesa de trabajo rememoramos inevitablemente nuestros años lejanos como alumnos —no precisamente brillantes— de Dibujo Técnico en el Instituto Técnico Superior Dámaso Zapata (Instituto Tecnológico Santandereano) y evocamos toda la carga de sueños, ilusiones y esperanzas que abrigábamos entonces de ser arquitectos de nuestro propio destino y poder construir un proyecto de vida alrededor del estudio y del trabajo honrado. Sí: del trabajo honrado, el único que también Sergio y sus hermanos aprendieron que podía ser llamado con ese nombre.
Con motivo de la graduación de Sergio, a las 7 de esta noche, en el Salón Principal del Hotel Punta Diamante, de Ruitoque Condominio, Área Metropolitana de Bucaramanga, la familia Gómez Blackburn-Sandoval (nosotros, Óscar Humberto y Nylse, y nuestros hijos, Óscar Fernando, Alejandra Estefanía, Édgar Leonardo y Paula Natalia, hermanos del nuevo exponente de la profesión del gran Vitruvio) ofrece una fiesta de celebración que será amenizada musicalmente por la orquesta del maestro Gustavo Quinn.
Una cálida felicitación para el nuevo profesional de la Arquitectura y nuestra gratitud imperecedera al Gran Arquitecto del Universo por esta nueva bendición con que nos ha obsequiado y, por supuesto, por habernos regalado a un hijo de tan excelsas calidades humanas.
¡Todo nuestro amor para ti, Sergio Andrés, y que la vida te sonría siempre porque te lo mereces!
Ruitoque, Mesa de las Tempestades, Área Metropolitana de Bucaramanga, sábado 3 de octubre de 2015.
Dr. Oscar Humberto,
Muchísimas felicitaciones para Sergio Andrés. Le deseo mucho éxito en esta nueva etapa que comienza. A ustedes como padres también los felicito por este gran logro. Que Dios los bendiga grandemente.
Con sincero aprecio,
Abner Duarte Santos.
El destacado ingeniero de petróleos santandereano Abner Duarte Santos nos ha enviado, a nuestro correo, este amable mensaje desde Arabia Saudita, país donde reside y desde donde sigue los pormenores de nuestro portal, del cual es representante, fiel al compromiso que asumió durante el acto de nuestro ingreso al Colegio Nacional de Periodistas, en el que tuvo la deferencia de acompañarnos. Hemos decidido, con su venia, subirlo al web site. ¡Muchas gracias, doctor Abner! ¡Un abrazo desde Colombia para usted y su distinguida y apreciada familia!
Hola, Abner !
Soy Humberto León. Me gustaría comunicarme contigo. Por favor, escríbeme a leoncari74@gmail.com. Que estés muy bien.
Te recuerda,
Humberto León
Sergio Andrés felicitaciones por ese grado de arquitectura que has obtenido. Es el resultado de un gran esfuerzo, dedicación, amor y responsabilidad por aquello que elegiste ser para tu desempeño profesional. Indudablemente que a ese triunfo, también están involucrados tus padres, hermanos y familiares de quienes recibiste tu apoyo y colaboración. El Señor te guíe e ilumine en todo lo que te espera de triunfos y logros en el desempeño de tu carrera y construcción de tu vida.
Felicitaciones, familia Gómez Blackburn-Sandoval.
FAMILIA ACUÑA LOZADA
Sincera felicitación, Doctor Óscar Humberto, por el grado de su hijo, a quien le deseo mucho éxito en su actividad profesional.
Alonso Prieto G. Sra. y familia
Sergio Andrés: Felicitaciones, muchos éxitos y diseños novedosos y cómodos.
Sergio Andrés: felicitaciones por tan importante conquista. De cara al futuro, te sugiero que tengas presente que este importante logro no es un punto de llegada, sino de partida; significa, en esencia, que has quedado habilitado para desenvolverte en el mundo de los adultos. A través de Óscar Humberto y Nylse he sabido del incuestionable talento que posees; ojalá hagas un buen uso de él. La percepción que tengo de ti es la de un triunfador.