Si no nos seca el Fenómeno del Niño,
Entonces nos inunda el de La Niña,
Pasamos del contento a la morriña
Y vamos de los odios al cariño.
O andamos en completo desaliño,
O con la sobriedad trabamos riña,
Pasamos de la urbe a la campiña
Y hablamos con parlante o con el guiño.
Nos falta ser en todo mesurados,
Juzgamos con dureza o a los dados,
Amamos con dulzura o a balazos;
Y cuando nos toca abrir los brazos,
O damos en exceso o a pedazos,
Y somos libertinos o anticuados.