Hoy mi alma agradecida,
Mi viejo barrio de oriente,
Te tiene adentro presente,
Y estás latente en mi vida.
Llevo a tu gente querida,
Sencilla, buena y decente,
En un rincón de mi mente
Y en el tiempo detenida.
Un día fue mi partida,
No hubo nunca despedida,
Me trasladé hacia el poniente,
Mas, pese al tiempo inclemente,
Nunca de ti estuve ausente,
Calle por mí consentida.
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ILUSTRACIÓN: Árbol del búcaro.
El que no haya renunciado nunca a sus raíces constituye una de las muchas razones por las que admiro a Oscar Humberto. En este bello poema hace un reconocimiento a los lugares en los que trasegó durante su infancia y su adolescencia, y a las personas que hicieron parte de su entorno.