Nunca le digas a nadie
Que está flaco, o que está pálido,
El enfermo lo que espera
Es siempre una voz de ánimo.
El que perdió la esperanza,
Y ya no tiene entusiasmo
No espera de ti reproches,
Ni que incrementes su llanto.
No hables con inconsciencia
Cuando hagas comentarios,
Y pide a Dios que te adorne
La prudencia de los sabios.