A MIREYA CUADROS. Por: El Último Guane

 

La callejuela del barrio humilde

La iluminabas con tu belleza

Y eran mis penas menos amargas

Gracias al dulce de tu presencia.

 

Eran la vida tu pelo al viento

Y las pulseras en tus muñecas,

Aros sencillos de niña pobre,

Jamás mejores los de una reina,

 

Tus pies cautivos en tus sandalias,

Tus minifaldas, tus piernas bellas.

Era la vida el que tú me hablaras,

Era la vida el que me sonrieras.

 

 

Surcaba el aire “El venado de oro”

Con “La chispita”, arpa y trompeta,

“Los Golden Boys” y su gaita “Miryam”

Y el nuevo embrujo de ” La Chichera”,

 

Y yo tan solo muchacho pobre,

De ropa triste y pocas monedas,

Me sentía rico con solo verte

Rumbo a tu casa, linda Mireya.

 

 

Me fui del barrio, llegó el progreso,

Lo cambió todo la Providencia,

Y vino un mundo que no sabía

Ni imaginaba yo que existiera,

 

Y aquel muchacho que te veía,

Que te admiraba como a princesa,

Se hizo hombre junto a los libros

Y escribió el libro de su existencia,

 

Entonces hubo ya pan y vino,

Y ya hubo viandas sobre su mesa,

Llegaron luego los oropeles

Y la abundancia en la faltriquera,

 

Mas con el tiempo aprendió en la vida,

Rememorando la callejuela,

Que hay muchas formas de ser felices

Que no se compran con la chequera.

 

 

Hoy que me vienen a la memoria

Aquellos viernes y el “Hoy orquesta”,

No puedo menos que agradecerte

Que tú hayas sido mi gran riqueza.

 

Hoy vuelvo a ser el muchacho alegre

Que no tenía sino el problema

De no saber cuando tú pasaras

Cómo mirarte sin sentir pena,

 

Muchacho alegre de canto al viento

Que jamás nunca sintió vergüenza

De no contar, como sus amigos,

Con la abundancia de su alacena,

 

Pues al mirarte, muchacha linda,

Andando presta hacia tu vivienda,

Era más rico que todos ellos

Porque tu risa no le era ajena.

 

 

Mireya, reina del barrio pobre,

Bálsamo, alivio de mis tristezas,

Que haya sido tu vida hermosa,

Como las rosas en primavera,

 

Sin los dolores del desencanto,

Sin el espanto de la tragedia,

Y que a tu alma sencilla y noble

Ni piense el mal en hacerle mella.

 

 

Hoy estoy lejos de aquella calle

Y aún más lejos de aquella época,

Me encuentro inmerso en un mundo nuevo,

En otros años, en otras fiestas,

 

Y, ¡ qué curioso !, he vuelto a verte,

Rumbo a tu casa, y en Nochebuena,

Y te he salido de nuevo al paso

Para decirte: “¡Hola, Mireya!”,

 

Pero has pasado sin conocerme,

Y aquellos aros ya no los llevas,

Ni está tu casa en ninguna parte,

Ni yo soy pobre como antes era,

 

Ya mucho tiempo pasó de entonces,

De aquellos años ya nada queda,

Busqué mi casa y tampoco estaba,

Como tampoco encontré tu puerta,

 

Quienes caminan junto a mi lado

Ven que la calle se halla desierta,

Es que no saben que existe un mundo

Que es exclusivo de los poetas.

 

 

La callejuela del barrio humilde

Hoy la iluminas con tu belleza,

Y hoy son mis penas menos amargas

Gracias al dulce de tu presencia,

 

Pues pese al tiempo tú te quedaste

Aquí en un nicho de mi conciencia,

Y hoy vuelvo a verte rumbo a tu casa

Y alegre pienso: “¡viene Mireya!”.

 

 

______________

 

[ILUSTRACIÓN: Callejuelas de Requena. Carlos Giner. Galería de Arte Puerta de Alcalá. Madrid, España].

 

[NOTA DEL PORTAL: Poesía dedicada a una jovencita de nombre Mireya Cuadros, vecina del autor entre los años 1966 y 1969, cuando comenzaba a vivir su adolescencia, y a quien jamás volvió a ver desde entonces].

_______

 

¡Gracias por compartirla!
Esta entrada fue publicada en Poesía. Guarda el enlace permanente.

7 respuestas a A MIREYA CUADROS. Por: El Último Guane

  1. Verónica Lesmes dijo:

    Preciosa la poesía, doctor Oscar H. Lindo homenaje al recuerdo de una niña que, en medio de la pobreza, brillaba ante los ojos de un muchacho vecino de tan buenos sentimientos como el que tuvo que ser alguien que ahora, tantos años después, le escribe con esa gratitud y con esa belleza. Sí, como lo han dicho otras personas, tiene que sentirse muy halagada de que se le recuerde así. Felicitaciones.

  2. Xenia Ortiz de Blackburn dijo:

    Qué orgullo para Mireya Cuadros ser la inspiradora de este grato recuerdo plasmado en tan linda poesía.

  3. Luis Martínez-Villalba dijo:

    Ya hubiera yo querido conocer a MIREYA. Bellísima poesía.

  4. Iliana Blackburn dijo:

    Hermosa poesía; qué lindo ser recordado así; un abrazo.

  5. Héctor Hernández Mateus dijo:

    Definitivamente, la poesía es la mejor forma de conservar tan especiales momentos y a tan especiales personas. Muy lindo el poema, Dr. Oscar Humberto; a través del recuerdo de una jovencita, transmite todo el encanto de lo que fue una época.

  6. César Augusto Almeida Remolina (Kekar) dijo:

    Amor de pobre, que como dice la canción, “no es mentira ni pecado / es la más limpia intención del corazón…”. Excelente poesía, Dr. Gómez. ¡ Felicitaciones ! Mil abrazos.

  7. Ing. Jairo Rojas dijo:

    Oscar, yo también recuerdo a Mireya Cuadros y al barrio humilde. Qué buenos recuerdos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *