Para nuestro infortunio, nos tocó vivir en unos tiempos de turbulencia y de desafío a los valores. No vale la pena respaldar esta aseveración porque para comprobarla basta con observar a nuestro alrededor y verificar quién tiene más prominencia social hoy en día, si la prostituta desvergonzada que, fungiendo como “actriz”, engruesa cada vez más su astronómica cuenta bancaria acostándose con el que sea o la dama honesta y virtuosa que vive su condición femenina con dignidad; si el que ha ensangrentado al país o el que ha contribuido a enaltecerlo; si el ciudadano honrado que se mete a la política o el corrompido comprador de conciencias; si el contratista pulcro que pretende ganarse una licitación presentando una propuesta hermosa y razonable o el putrefacto ganador anticipado que simplemente soborna a quienes habrán de adjudicarla; si el jurista egregio e integérrimo que debería ocupar la judicatura y la magistratura o el tinterillo con diploma que lagartea cargos tan significativos para la República; y, en fin, si el que cree en Dios o cuando menos respeta las creencias ajenas y, por ende, la libertad de conciencia, o el ateo que no tiene otro razonamiento filosófico distinto a su propia vulgaridad y que se mofa de él y lo ridiculiza como si el ser más trascendental y controversial de todos los tiempos fuese tan solo un rey de burlas.
No es, entonces, exótico -hablando de las artes y de la literatura- que mientras expresiones musicales de vergonzosa calidad artística y poética ocupan sitiales encumbrados en la radio, la televisión e internet, las que reflejan la sensibilidad poética de sus autores, compositores e intérpretes sean desechadas con desprecio.
Y es obvio también que una de las manifestaciones más delicadas y bellas que han emergido dentro del decurso histórico de la humanidad -la Poesía- pretenda ser ignorada y mandada al cuarto de san Alejo de la sociedad contemporánea.
La revista Semana -que, dicho sea de paso, ha contribuido eficazmente, supongo que de manera involuntaria, a la consolidación de este estado de cosas dentro de la sociedad colombiana- ha publicado una nota periodística que pone sobre el tapete la situación actual de la Poesía.
Nos limitamos a insertarla aquí, para compartirla con nuestros amigos. En otra oportunidad nos referiremos al tema y expondremos nuestros puntos de vista. Sea de advertir, sin embargo, que, en cuanto a nosotros se refiere, continuaremos cultivando y defendiendo la Poesía, independientemente de que nos dé ganancia o pérdida, aunque de antemano sea también del caso subrayar que es vergonzoso para cualquier sociedad decente el prescindir de lo bello, de lo honesto y de lo admirable para, en cambio, perpetuar o fortalecer fenómenos que, como el delito y la inmoralidad, deberían ser repudiados sin contemplaciones en vez de profesar por ellos la irreflexiva admiración que hoy se profesa.
http://www.semana.com/cultura/articulo/los-nuevos-espacios-de-la-poesia/536184
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[ILUSTRACIÓN: Festival Internacional de Poesía en Medellín. Fotografía: Revista Semana.].