La “casa común”. (Laudato si) Por: Brigadier General Luis Ernesto García Hernández*

 

 

Desde 1974 la Organización de las Naciones Unidas estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente, con el fin de priorizar en la agenda pública los diferentes elementos constitutivos de la vida, para dar “alcance público” a las acciones de Gobiernos, empresas privadas y ciudadanos en general. Este hecho es de gran relevancia para la coexistencia de todas las especies en el planeta y representa un respeto profundo por la biodiversidad.

Por su parte y con visión sistémica, el papa Francisco, en su segunda encíclica —Laudato si—, describe el planeta como la “casa común”, haciendo un llamado urgente a todos los líderes del mundo para su protección, instando a todas las familias a unirse en pro de la conservación y el desarrollo sostenible. Sin duda, “la relación que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita” es la base para entender cómo las acciones individuales de las personas tienen incidencia directa en el medio ambiente, y cómo los procesos de ecoeducación deben fortalecerse desde la formación inicial, con el fin de generar buenos hábitos sociales y organizacionales que, a la postre, se conviertan en la consciencia colectiva de respeto hacia la “casa común”.

La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente y el llamado enfático y reflexivo a la conservación y al consumo responsable nos invitan a ver esta época pandémica de manera diferente, en la que se ha puesto a prueba a la humanidad y la ciencia para controlar la propagación y los efectos que causa la COVID-19 en la salud; esto no solo debe verse como una amenaza de salud pública, sino como un grito de la naturaleza a la inconsciencia humana. Una profunda renovación cultural, edificada sobre esos valores de respeto por nuestro planeta y con sentido transgeneracional, se convierte en la mejor herramienta para construir un mejor mundo.

Las situaciones de crisis, ya sean sociales, económicas o sanitarias, en el fondo se deben mirar como oportunidades. Se hace necesario que las organizaciones privadas y públicas trabajen incansablemente por una vida basada en el respeto por la tierra, y por esas posibilidades vitales que representan para la humanidad las fuentes de agua, la biodiversidad y, sobre todo, el consumo racional de los recursos.

Estamos en una tierra llena de riquezas, Santander es fuente de vida, con una posición privilegiada gracias a su biodiversidad, pero también es un lugar finito; por tal motivo, se debe profundizar en acciones de desarrollo sostenible que potencien lo existente sin agotar los recursos.

La Policía Nacional, con un trabajo intra e interinstitucional, deberá seguir orientando los esfuerzos para la prevención y el control del comportamiento humano que permitan preservar el medio ambiente y la convivencia, pues ello representa la construcción de un mundo más fraterno. Tenemos una responsabilidad histórica con las futuras generaciones y no podemos ser inferiores a ella.

¡Cuanta más conciencia colectiva tengamos, más fácil será construirlo!

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* LUIS ERNESTO GARCÍA HERNÁNDEZ. — Abogado, policía y escritor colombiano. Comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga. [Fotografía: Dirección General de la Policía Nacional de Colombia).

 

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