José Camacho Carreño: De la gloria al ocaso y del ocaso al olvido. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

JOSÉ CAMACHO CARREÑO / Fotografía de Juan N. Gómez. 1925 / Biblioteca Luis Ángel Arango. Banco de la República. Bogotá.

JOSÉ CAMACHO CARREÑO / Fotografía de Juan N. Gómez. 1925 / Biblioteca Luis Ángel Arango. Banco de la República. Bogotá.

 

Hacia las tres y media de la tarde del domingo 2 de junio de 1940, José Camacho Carreño, uno de los más grandes oradores que ha tenido Colombia a lo largo de su historia, entró al mar. Tenía 37 años y se hallaba en Salgar, el famoso y turístico corregimiento de Puerto Colombia, cerca de Barranquilla, uno de los más concurridos balnearios del país.

 

SALGAR / PUERTO COLOMBIA / ATLÁNTICO / Fotografía de 1941.

SALGAR / PUERTO COLOMBIA / ATLÁNTICO/ Fotografía de 1941, año inmediatamente siguiente al de la tragedia.

 

SALGAR / PUERTO COLOMBIA / ATLÁNTICO / Fotografía actual.

 

La versión oficial dice que estaba de paseo con un grupo de amigos. Hacía un calor abrasador, como por demás es de suponerse. El destacado y controvertido hombre público, político de grandes quilates, senador, diplomático, escritor, ensayista y polemista, dos veces presidente de la Cámara de Representantes y partícipe del famoso debate promovido por Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán contra el Gobierno Nacional a raíz de la masacre de las bananeras, padecía de ciclotimia.

Del mar no volvió a salir vivo.

 

JOSÉ CAMACHO CARREÑO, “Orador de alto vuelo, escritor elegante y ensayista literario notable”. [Revista Credencial. Historia. Edición 184. Abril de 2005. Personajes del año, 1933 a 1935].

 

¿Por qué se ahogó José Camacho Carreño?

 

La prensa de la época, basada en las declaraciones rendidas por sus compañeros de paseo, dijo profusamente que se había ahogado porque una ola intempestiva lo agredió abruptamente y se lo llevó del lado de sus amigos. Sin embargo, otros no creen esa versión. Sostienen estos que  lo cierto es que, hasta esa hora, en el grupo del que formaba parte el ilustre jurista y controvertido político santandereano se había consumido abundante licor. Además —aducen— era sabido que el reputado penalista, el autor del libro Bocetos y Paisajes, el fogoso autor del memorable discurso a propósito del sacrificio del estudiante de derecho Gonzalo Bravo Pérez de la Universidad Nacional —muerto a balazos por la policía cuando una multitudinaria marcha protestaba contra el gobierno del presidente conservador Miguel Abadía Méndez— sufría de depresión. De hecho, la ciclotimia —que aun hoy es confundida con la bipolaridad y era, por lo tanto, posible que se les confundiera en aquella época— desencadena episodios alternativos de euforia y desánimo y puede traer consigo ideas suicidas.

 

 

Pero había algo más, especialmente significativo, en la vida del eximio orador santandereano. En efecto, el año inmediatamente anterior, la justicia penal lo había absuelto del homicidio de su cuñado Roberto Vásquez —hermano de Helena su esposa—, estremecedor escándalo que lo había puesto, como era de esperarse, en la picota de la controversia social y del escarnio público. A pesar de salir libre, pues el Senado —que fue la corporación que lo juzgó en razón a su fuero parlamentario— le reconoció la legítima defensa del honor, José Camacho Carreño no volvió más a ser el mismo.  No había transcurrido un año desde aquella ruidosa (y por supuesto controvertida) absolución, cuando se suscitó la nueva y esta vez definitiva tragedia.

 

CAMACHO CARREÑO FORMABA PARTE DEL GRUPO  DE JÓVENES POLÍTICOS CONOCIDO COMO “LOS LEOPARDOS” Y HABÍA ALCANZADO CON ÉL ENORME NOTORIEDAD PÚBLICA.    EL LEOPARDO ENJAULADO PODRÍA SER, POR ELLO, LA MEJOR ALEGORÍA DE LO QUE FUE EL ENCARCELAMIENTO DEL AGUERRIDO POLÍTICO SANTANDEREANO.  EN EL LIBRO “EL LEOPARDO MÁRTIR” , DE LUIS MARTEL, SE LEEN LOS PORMENORES DEL DESGRACIADO ACONTECIMIENTO QUE LO LLEVÓ A LA CÁRCEL Y TERMINÓ ACABANDO CON LA VIDA PÚBLICA —Y SEGÚN OTROS CON LA VIDA MISMA— DE SU PROTAGONISTA.   JOSÉ CAMACHO CARREÑO ESCRIBIÓ, ADEMÁS, EL LIBRO “EL ÚLTIMO LEOPARDO”.

 

A pesar de que su chofer —quien había recibido la instrucción de que lo recogiera de regreso a las cinco de la tarde— relató que durante el desplazamiento entre el Hotel Palace de Barranquilla, donde el jurista vivía y de donde partió el grupo, y el turístico corregimiento y balneario de Puerto Colombia en donde se bañarían, iba de buen humor, y que incluso en algún momento le pidió que mermara la velocidad “porque yo tengo mis hijitos”, una autopsia psicológica —de las que hasta hoy en día se habla— posiblemente hubiese permitido una aproximación más segura a la tesis que otros han expuesto sobre la verdadera razón de su muerte: la de que José Camacho Carreño, el del verbo encendido, el ardiente antagonista de Laureano Gómez, el joven líder conservador que exigía un inmediato relevo generacional en la dirigencia de su partido —donde solo tenían voz y voto los ancianos—; el brillante penalista autor de la memorable defensa de Soledad Agudelo —convertida en su tesis de grado, tesis cuyo presidente fue Miguel Abadía Méndez, Presidente de la República y contra quien el alumno, ya convertido en hombre público, dirigiría su implacable y cautivadora artillería dialéctica—, el conservador que para unos fue un revolucionario y para otros —todo lo contrario—un fascista, el sobresaliente “Leopardo” de la política colombiana, uno de los hijos más ilustres que ha dado la ciudad de Bucaramanga, no habría muerto por accidente, como todo el mundo concluyó, sino que se habría suicidado. “Una muerte accidental —se dijo— era poco probable en el lugar en que nadaba”. (HENDERSON, James D. La modernización en Colombia: los años de Laureano Gómez, 1889 – 1965. Traducción de Magdalena Holguín. Editorial Universidad de Antioquia. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas. Medellín. 2006, p.p. 383-384).

 

HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL, EN SU ENSAYO SOBRE JOSÉ CAMACHO CARREÑO, SEÑALA QUE EL GRAN ORADOR SANTANDEREANO FUE TODA LA VIDA “UN ESPÍRITU ATORMENTADO”.

 

“En el libro El leopardo mártir —escribe Gustavo Páez Escobar— se estremece la sensibilidad al enterarnos de la defensa que Camacho Carreño hizo de sí mismo dentro del proceso judicial en que se vio envuelto tras la agresión recibida de un hermano de su señora, en la despedida del año 1938. Por tal hecho, que significó grave ofensa a su dignidad y su hombría, se vio compelido a matarlo. El drama, ocurrido en la cumbre de su gloria, conmocionó al país entero y asimismo destruyó su vida. El 2 de junio de 1940, José Camacho Carreño, que sufría severo estado depresivo a raíz de la terrible desgracia (desde la cuna llevaba inoculado el brote de la ciclotimia), murió ahogado en Puerto Colombia, donde aquel sábado (sic) departía con unos amigos frente al mar. Luego del almuerzo y tras intensas libaciones, abrumado por la tórrida temperatura que le quemaba el cuerpo y el alma, se tiró al mar en busca de refresco. Y no regresó con vida. El mar ahogó su pena, y las olas –poéticas y trágicas– rugieron con resonancias de inmortalidad”. (El Espectador. 23 de agosto de 2005).

 

SALGAR, DONDE SE AHOGÓ JOSÉ CAMACHO CARREÑO

 

A finales de 1938, Roberto Vásquez había agredido físicamente al famoso marido de su hermana Helena dentro del Club Alemán, de Bogotá. “El poder físico de mi agresor y su arrojo —escribió Camacho Carreño— teníalos experimentados en mis carnes porque me anonadó en el Club; cuanto iba a hacerme ahora lo dicen sus palabras”. (MARTEL, Luis. El Leopardo mártir, p. 72). Según el autor norteamericano James D. Henderson, “Un jurado comprensivo absolvió a Camacho de asesinato y lo puso en libertad, basado en que su cuñado lo había amenazado con lesiones físicas. Menos de un año después de su absolución, Camacho Carreño se ahogó cuando nadaba en el mar, cerca de Barranquilla. Muchos creen que la muerte de Carreño fue un suicidio”.

 

CAPITOLIO NACIONAL DE BOGOTÁ, SEDE DEL SENADO DE LA REPÚBLICA, LUGAR DONDE FUE JUZGADO POR HOMICIDIO EL PROMINENTE CONGRESISTA SANTANDEREANO JOSÉ CAMACHO CARREÑO. EL SENADO LE RECONOCIÓ LA LEGÍTIMA DEFENSA DEL HONOR Y, POR CONSIGUIENTE, EL ACUSADO FUE ABSUELTO.

 

Del parque García Rovira al Capitolio Nacional.

Su nombre completo era Gabriel José. Se sabe ese dato por su partida bautismal, sentada en la casa parroquial del histórico templo de san Laureano, donde fue bautizado. En ella consta que nació en Bucaramanga el día 18 de marzo de 1903. Era entonces alcalde de Bucaramanga Lorenzo Cubillos y gobernador de Santander el general Ramón González Valencia, con cuyo nombre sería bautizado el nuevo hospital que reemplazaría al añejo San Juan de Dios, ubicado frente al parque Romero.

 

IGLESIA DE SAN LAUREANO EN LOS TIEMPOS DE JOSÉ CAMACHO CARREÑO. // [Archivo Revista Credencial. Historia].

 

Hijo del general Eliseo Camacho —nombre con que fue denominada la actual carrera 19— y de doña Hersilia Carreño, José —su primer nombre nunca fue empleado por nadie, ni siquiera por él— fue enviado a estudiar en el Gimnasio Moderno de Bogotá, de donde pasó al Colegio del Rosario y de allí a la Universidad Nacional.

 

AVENIDA ELISEO CAMACHO, ACTUAL CARRERA 19 DE BUCARAMANGA. [Fotografía de Quintilio Gavassa. La foto original es en blanco y negro. Cortesía del historiador don Edmundo Gavassa Villamizar].

 

Enfrentado a los colosos

 

Abogado de la Universidad Nacional de Colombia, o más exactamente Doctor en Derecho —porque ese fue el título que recibió y el que siguieron recibiendo los abogados en Colombia hasta el 31 de diciembre de 1980 cuando entró a regir la Reforma Universitaria, que dispuso que para optar dicho título se requeriría en adelante un posgrado—, José Camacho Carreño ejerció su profesión como penalista, ejercicio en el que sobresalió gracias a su profunda formación jurídica y al derroche de sus dotes oratorias ante el jurado de conciencia, por aquel entonces existente y conformado por cinco integrantes escogidos de entre los ciudadanos más distinguidos. Miguel Abadía Méndez, el Presidente de la República y alto dignatario del Partido Conservador, había sido su presidente de tesis. A pesar de ese antecedente y de su militancia en el mismo partido, su espíritu rebelde lo llevó a enfrentarse no solo al gobierno conservador del propio Abadía Méndez —a raíz de la muerte del universitario Gonzalo Bravo Pérez y de la masacre de las bananeras—, sino a un orador al que nadie osaba enfrentársele: el aguerrido dirigente conservador Laureano Gómez. Pero, además, se les enfrentó a los viejos patriarcas de su partido al convertirse en abanderado del relevo generacional y la oxigenación de las ideas políticas.

 

DESDE SUS MÁS OBSECUENTES ADMIRADORES HASTA SUS MÁS ACRES DETRACTORES, TODOS RECONOCEN LAS DOTES PRIVILEGIADAS DE LAUREANO GÓMEZ (FOTO)  PARA LA ORATORIA POLÍTICA. AUN ASÍ, Y CUANDO YA EL CONTROVERTIDO LÍDER CONSERVADOR SE HALLABA EN EL PINÁCULO DE SU CARRERA, EL JOVEN JOSÉ CAMACHO CARREÑO SE LE ENFRENTÓ DANDO ORIGEN A UN COLOSAL DUELO DE LA INTELIGENCIA Y LA ELOCUENCIA EN EL CAPITOLIO NACIONAL.

 

FOTOGRAFÍA ANTIGUA DEL CAPITOLIO NACIONAL, SEDE DEL CONGRESO COLOMBIANO. ALLÍ SOBRESALIÓ LA ELOCUENCIA DE JOSÉ CAMACHO CARREÑO AL LADO DE LA DE OTROS GRANDES ORADORES DE LA ÉPOCA COMO ANTONIO JOSÉ RESTREPO, GUILLERMO VALENCIA, JOSÉ MARÍA ROJAS GARRIDO, LAUREANO GÓMEZ, GABRIEL TURBAY, MANUEL SERRANO BLANCO Y JORGE ELIÉCER GAITÁN.

 

EL ORADOR JOSÉ CAMACHO CARREÑO / Fotografía de Luis Gaitán. El Tiempo. 4 de junio de 1950. Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República.

 

Jorge Eliécer Gaitán

Hasta el brillante orador del Partido Liberal, prestigioso penalista y contemporáneo suyo Jorge Eliécer Gaitán elogió el estilo oratorio de José Camacho Carreño. Lo hizo al comenzar su memorable intervención en el histórico debate parlamentario sobre la matanza de las bananeras (Cámara de Representantes, 1929). Dijo entonces el caudillo: “Señores: Decía hace un momento la palabra enjundiosa, castigada y esbelta de José Camacho Carreño que la obra patronímica de los legisladores, si es que de verdad aspiran a salvar los destinos de mi patria, debía residir, antes y por sobre todo, en el saneamiento moral de sus hombres y de sus costumbres. Y a fe cierta que no erraba. Su afirmación ha de servirme para fundamentar, desde un punto de vista científico, la demostración de este postulado incuestionable”.

 

JORGE ELIÉCER GAITÁN, UNO DE LOS MÁS EXTRAORDINARIOS ORADORES QUE HA DADO COLOMBIA.  ERA FIGURA PROMINENTE DEL PARTIDO CONTRARIO AL DE JOSÉ CAMACHO CARREÑO, EL LIBERAL.

 

MIGUEL ABADÍA MÉNDEZ, DOCTOR EN JURISPRUDENCIA DE LA UNIVERSIDAD DEL ROSARIO, ALTO DIGNATARIO DEL PARTIDO CONSERVADOR Y PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, FUE EL PRESIDENTE DE TESIS DE JOSÉ CAMACHO CARREÑO. MÁS TARDE SE CONVERTIRÍA EN BLANCO DE SU AGUERRIDA ELOCUENCIA TANTO EN EL CEMENTERIO CENTRAL DURANTE EL MULTITUDINARIO FUNERAL DEL ESTUDIANTE GONZALO BRAVO PÉREZ COMO EN LA CÁMARA DE REPRESENTANTES CON OCASIÓN DEL DEBATE POR LA MASACRE DE LAS BANANERAS, PROMOVIDO POR LOS LÍDERES LIBERALES GABRIEL TURBAY Y JORGE ELIÉCER GAITÁN.

 

¿Conservador ortodoxo? ¿Conservador no doctrinario? ¿Liberal infiltrado dentro del Partido Conservador? ¿Revolucionario de izquierda? ¿Fascista? Políticamente, ¿qué era, al fin, José Camacho Carreño?

 

José Camacho Carreño procedía de una familia conservadora y toda su vida militó en el Partido Conservador. No obstante, sus posiciones políticas no fueron tan claras como esa invariable militancia. Mientras algunos lo ubican, al igual que al grupo de Los Leopardos al cual pertenecía, en el nacimiento de las ideas fascistas en Colombia, y miembros de su partido lo empujaban hacia el Partido Liberal, pues decían que era allí donde debía estar, y voceros de este partido decían acogerlo gustosos en su seno, y otros lo descalificaban como revolucionario de izquierda, él se proclamaba decididamente conservador y católico.

En los textos de los Anales del Congreso correspondientes a la época y que registran no solo su elocuencia, sino las interpelaciones y discursos de partidarios y detractores, se aprecia esta disímil lectura que se hizo en su tiempo acerca de sus convicciones ideológicas.

 

El paseo a Salgar y el adiós

 

SALGAR, CORREGIMIENTO DE PUERTO COLOMBIA, HOY.

 

LA MEMORIA HISTÓRICA DE JOSÉ CAMACHO CARREÑO SE PERPETÚA EN BUCARAMANGA, SU TIERRA NATAL, CON UNA ESCUELA Y UN PARQUE. LA CONCENTRACIÓN ESCOLAR “JOSÉ CAMACHO CARREÑO”, EN LA FOTO, ESTABA UBICADA EN LA CARRERA 9a ENTRE CALLES 37 Y 41 (ALLÍ NO EXISTEN LAS CALLES 38, 39, NI 40). [Fotografía: Orlando Ardila].

 

La crónica periodística de entonces narró lo que habría sucedido aquel nefasto domingo. José Camacho Carreño, el más grande orador que ha dado Santander y uno de los más grandes del país en toda su historia, se hallaba en Salgar, municipio de Puerto Colombia, cerca de Barranquilla. Eran más o menos las tres y media de la tarde. Entonces —según la versión oficial— él y sus acompañantes se metieron al mar.

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