Es inadmisible que los canales de televisión colombianos RCN y Caracol persistan en esa programación sobrecargada de mediocridad y violencia que vienen embutiéndole al país aprovechando la falta de juicio crítico de un vasto sector de nuestra pseudosociedad, anestesiado hasta la sinrazón por la estupidez colectiva y la insensibilidad moral.
A la carga de exaltación televisiva de personajes siniestros (que debería estar consagrada como delito en la ley penal – como lo estaba cualquier forma de apología del delito antes de que cayéramos en esa alcahuetería en que se convirtió el derecho penal colombiano – y que, consiguientemente, debería ser perseguida sin contemplaciones por la Fiscalía General de la Nación), se unen programuchas de tercera como los lamentables “realitys”, en uno de los cuales (“Protagonistas de nuestra tele”), según informa la prensa, una concursante acaba de lanzarle un cuchillo a otro por la espalda, o espacios destinados al más vulgar chisme y la más burda conseja.
La televisión se vale de un bien que es de todos nosotros los colombianos y que se llama espacio electromagnético. En efecto, el canon 75 de la Constitución Política de Colombia dice que el “espacio electromagnético es un bien público”.
“El Espectro Electromagnético es un bien público que forma parte del espacio colombiano, es inenajenable e imprescriptible, y está sujeto a la gestión y control del Estado, quien debe garantizar el acceso a su uso en igualdad de oportunidades y en los términos que fije la ley. El Estado puede intervenir por mandato de la ley para garantizar el pluralismo informativo y la competencia y evitar las prácticas monopolísticas en el uso del citado bien. La radio, la televisión, la telefonía, la difusión por cable, el telégrafo, el télex, etc., son algunos de los medios que utilizan el espectro electromagnético para enviar y recibir mensajes, y en general toda clase de datos o información. Por tanto, la libertad de fundar medios masivos de comunicación, haciendo uso de este bien público, también se ve limitada, pues al hacer uso del espectro electromagnético, se tiene que subordinar necesariamente a las normas que lo reglamentan.” (Corte Constitucional, Sentencia C-189 de 1994).
Así que cuando a usted lo obligan a tener que apagar el televisor, o a cambiar de canal para evitar que lo maten las ráfagas de metralleta, o que la sangre le salpique la ropa, o que la vulgaridad le dañe lo que le queda de buen gusto, piense en si no debería tomar la pluma (o más prosaicamente, sentarse frente al computador) y escribir una carta de protesta.
Si lo hace, no sobraría que trajera a colación cuánto le pagó de impuestos al Estado colombiano la última vez que presentó declaración de renta.
Estoy muy de acuerdo con su comentario, no me explico para qué existe el MINISTERIO DE COMUNICACIONES, qué tristeza que se muestre en televisión lo peor de Colombia, qué lamentable que los escritores Colombianos desaparecieron, pero eso no es lo peor, con esa programación solo están haciendo un País con mas violencia y de mayor corrupción, para luego preguntarse en todos los medios de comunicación el porqué de las violencias en las barras bravas, el porqué de tantos embarazos en jovencitas, el porqué de los abortos, SI LA MEJOR UNIVERSIDAD PARA ESOS MALES ES NUESTRA TELEVISIÓN COLOMBIANA.
Oscar Hbto. Totalmente de acuerdo con sus acertados comentarios. Ese programa (reality) es de lo peor en programación afortunadamente hay otros programas nacionales y extranjeros que ofrecen otras alternativas.
Panem et circenses para el pueblo embrutecido.
¿Hasta cuándo? Tristemente, y por lo visto, hasta siempre, porque para ese vastísimo sector de la sociedad que menciona, esa televisión no es en absoluto “insoportable”. Basta con mirar los comentarios de los lectores en los reportajes de la noticia en los diarios del país: abundan, en cantidades alarmantes, los fuesinquereres y los fueunerrores, y la discusión gira más alrededor de que “no deberían expulsarla” y que “entonces deberían expulsar también a nosequién” que en el intento de homicidio mismo.
La verdad es que también podemos encontrar en la programación alguna nacional y otras internacionales, programas culturales y de diversión que nos aportan y nos dejan mensajes positivos. Con nuestros canales nacionales no podemos hacer nada; esto se ha discutido desde hace tiempo, la solución está en nuestras manos: NO COLOCAR ESTOS CANALES QUE CADA VEZ SON SOLA VULGARIDAD; IGUAL QUE PASA CON NUESTROS CONGRESISTAS, SOLO LES INTERESA SU PROPIO BENEFICIO.
QUÉ PASARÁ CUANDO ESTOS CANALES NO TENGAN PAUTA COMERCIAL POR EL POCO “RATING” ? QUÉ PASARÁ CUANDO RESULTEN MÁS VOTOS EN BLANCO, QUE A FAVOR DE LOS CONGRESISTAS ?…
La falta de cultura en el colectivo, la falta de sentido de pertenencia hacen que no sintonicemos las alternativas: canales especializados en cultura y recreación, o los regionales, de Santander o de otras regiones, que igualmente deben de aportar su dosis de cultura e información constructiva del ser.
Es cierto. Lamentablemente muestran una realidad colombiana, pero ofensiva en la medida en que somos más los buenos que los malos. Esas escenas las ven nuestros niños, que aprenden a ganarse la vida fácilmente, con un golpe de suerte, sin trabajar. Claro que en Colombia no hay fuentes de trabajo y a nuestros bachilleres les exigen experiencia, y ellos apenas saben de estudios y nunca han tenido dinero. ni han trabajado, sólo estudian. Los actores son magníficos y el drama que presentan se puede mostrar a todos los países del mundo. Pero Colombia no es esa, llena de vulgaridades. Existen escritores colombianos, que sus obras pueden ser llevados a la pantalla chica y a la pantalla grande. Nuestros hijos tienen derecho a ver una Colombia positiva, que la cultura prevalezca sobre la ignorancia y la desfachatez.
OSCAR HUMBERTO,
HASTA QUE LA GENTE DE BIEN AYUDE A CANALES COMO TELESANTANDER.