EL EXTRANJERO. Por El Último Guane

HOMBRE SOLITARIO ALEJANDOSE

 

No pudo caminar más,

cayó tendido en la hierba,

Y descubrió que lloraba,

Sin saber si era tristeza.

 

El frío de aquella noche

Hacía presagiar tormenta,

Mas solo hizo viento helado

Y en la madrugada, niebla.

 

Reincorporarse no pudo:

Lo abandonaron las fuerzas,

Por eso cerró los ojos

Y se imaginó a su tierra.

 

De que se estaba muriendo

Tan solo cayó en la cuenta

Al querer susurrar versos

Y no evocar el poema.

 

Lo hallaron al día siguiente

Asiendo en sus manos yertas

Dos flores entrecruzadas,

Un clavel y una azucena.

 

Nadie fue a su sepelio,

Salvo un cura sin iglesia

Que por ganarse unos pesos

Leyó un misal de carrera.

 

Y nadie tampoco supo,

Según lo que todos cuentan,

Su nombre, ni su apellido,

Ni el país de procedencia.

 

Que se murió “el extranjero”,

Es todo lo que comentan,

Mas si preguntas “¿de dónde?”

Te nombran la tierra entera.

 

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