LA VENCEDORA, NUESTRO PRIMER HIMNO NACIONAL. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

 

El alférez de artillería y músico militar José María Cancino había logrado huir de la prisión en la que los realistas lo mantenían recluido.

Lo habían apresado, años atrás, luego de servir en las tropas patriotas bajo el mando del coronel Antonio Baraya, del general José María Cabal y del general Antonio Nariño, y se había fugado, junto con sus compañeros de calabozo, en la población de Gámeza.

 

 

Los fugitivos se habían reintegrado inmediatamente al Ejército Libertador y se encontraban, armados esta vez de sus instrumentos musicales, en pleno campo de batalla el 7 de agosto de 1819. Entonces sucedió que, pasadas las 4 de la tarde, cuando ya las tropas patriotas habían consolidado la victoria, el alférez Cancino y sus compañeros comenzaron a tocar la contradanza La Vencedora. Fue así que, en pleno campo de batalla, junto al puente sobre el río que los españoles llamaban Teatinos y los indígenas llamaban Boyacá, cerca de los cuerpos sin vida del padre capellán Miguel Díaz y de los otros doce patriotas que allí habían muerto, nació nuestro primer Himno Nacional.

 

 

La vencedora fue un himno que el nuevo Estado americano jamás declaró oficialmente como tal. Lo hizo el pueblo, espontáneamente, al tararearla, al tocarla, al bailarla, al apropiarse de ella, al hacerla suya, al sentirse identificado con aquella pieza, tan sencilla como pegajosa y que para ellos representaba la alegría inmensa por el nacimiento de una Nación nueva, libre de su condición de colonia.

Durante la Gran Colombia, durante los años en que duró la existencia del inmenso país que fue una realidad desde 1821, los colombianos la convirtieron en el Himno Nacional de Colombia.

Colombia era, en aquel entonces, la enorme Nación conformada por las actuales repúblicas de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador. Para distinguirla de la actual, los historiadores la llaman “la Gran Colombia”.

 

 

Con el paso del tiempo, La vencedora empezó a ser abandonada hasta que finalmente cayó en el olvido. Sí, el mismo en el que cayó la propia Gran Colombia, aquel inmenso y promisorio país que alcanzó a durar hasta 1830, y el mismo en el que fueron cayendo los artífices de la creación de la nueva Nación colombiana, primero los menos famosos y finalmente todos, porque a todos (así digan lo contrario) se les envió al olvido.

 

Hoy quiero traer al presente La vencedora, la contradanza convertida en himno, y, por supuesto, al alférez José María Cancino y a los músicos anónimos que lo acompañaron aquella tarde histórica junto al pequeño e histórico puente.

Aquí está, pues, nuestro primer himno, el Himno Nacional de la República de Colombia al que nadie declaró oficialmente como tal, pero que emergió como símbolo patrio en el corazón mismo de la Nación a la que terminó simbolizando.

Miércoles 7 de agosto de 2024

 

 

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