Noticia de esta semana: “Tragedia Ambiental… el río Sogamoso, quedó completamente seco. Isagén reconoce un error en la operación de llenado del embalse de la represa.” Comentan las gentes: “Masacre ambiental, hoy ya pasan el río a pie aguas abajo”. “De luto por el Río Sogamoso, asistimos a su muerte como a la de muchos otros ríos en Colombia, con la esperanza de encontrar justicia social y ambiental que logre a través de la determinación de los pueblos libres y unidos defender nuestros territorios”. “Próximamente inundarán este hermoso valle, estamos de duelo, estamos de luto pero con toda la energía para continuar con la defensa del agua y de la vida”. “¿Para quién es la energía generada, para otros países…? ¿¿Pena?? , vergüenza es que nos debería dar porque trabajamos para otros, destruyendo nuestras riquezas…”
Estos dirigentes nuestros están chiflados no ven, no sienten, Adoradores del Progreso Interminable, expertos en destrucción de la Tierra, expertos en construcción de la muerte: Uribe y Serpa hicieron posible el “sueño” de los santandereanos. Ya empezamos a padecer la pesadilla… Hidrosogamoso desastre anunciado, con estudios geológicos hechos a la carrera. Una represa es generadora de terremotos, según afirma Jairo Puentes destacado ambientalista quien afirma en su columna de Vanguardia Liberal: “También he hecho referencia a la carencia de estudios de sismicidad inducida por grandes represas, considerando la cercanía de Hidrosogamoso con el nido sísmico de Santander. Varias represas han sido asociadas a terremotos devastadores; caso Sichuan, China (2008), más de 80.000 muertos. Un científico de la Universidad de Columbia concluyó que este sismo pudo “haber sido provocado por el peso de 320 millones de toneladas de agua en el embalse de Zipingpu, a menos de una milla de una gran falla conocida”. Geofísicos chinos llegaron a conclusiones similares. Estas represas son también consideradas enormes emisoras de gases invernadero; producidos por la descomposición de materia orgánica… desde los años setenta estas megaobras (con contadas excepciones) solo se construyen en países atrasados y dependientes, como Colombia. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, algunos de los pecados cometidos por los promotores de represas son: “construir presas en ríos equivocados, despreciar la biodiversidad, no obtener una licencia social para operar y no manejar de forma correcta los riesgos e impactos”.
Así que estos energúmenos desarrollistas la plantan en el nudo sísmico de Los Santos, se trata del empuje de 7000 hectáreas, millones de toneladas de agua, contra esas frágiles montañas… donde llegue a temblar muy fuerte y se vengan esos montes abajo, podría ocasionarse un devastador tsunami…Dios nos ampare.
Da vergüenza ver el profundo impacto social y ambiental, montañas boscosas convertidas en moles de cemento, sus habitantes desplazados y los pescadores sin empleo. Por la codicia de ecocidas engañadores, los considerados muy inteligentes, quedan bocachicos, bagres, doradas, blanquillos desaparecidos. Se acabó el Sogamoso. Hambre tristeza, desocupación reinan ahora en su cuenca. La ruina: se acaba la vida, se acaba la tranquilidad.
Como dijo Aldous Huxley: Estamos pagando el horrible precio de nuestra bombeadísima “conquista de la Naturaleza”, nuestro convencimiento de que el magnífico Resoplador nos conduce a toda velocidad hacia la paz universal y hermandad de los hombres, a un utópico destino donde la libertad y la razón triunfarán por todas partes. El hombre moderno ya no considera divina en ningún sentido la Naturaleza y se siente en completa libertad para tratarla como un arrogante conquistador y tirano.
En Europa ya prohiben las represas, su vida útil no compensa el daño ambiental que provocan, Aquí nos meten los dedos en la boca.
CLAUDIO BELTRÁN QUESADA.– Arquitecto, ecologista y escritor santandereano. Columnista del diario EL FRENTE.
Tenía la certeza de que la construcción de la represa traería a la región no solamente energía sino también la posibilidad de negocios y empleos. Lo que no entiendo es cómo las autoridades, que pudieron conocer los daños colaterales que provocaría la obra, no impidieron el desarrollo de la misma. El pronóstico de lo que pueda suceder es francamente aterrador.