¡Despierta, Santander! Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

ESTADO SOBERANO DE SANTANDER / Departamentos que lo conformaban [Año 1870].


Santander, que fue un Estado Soberano —cuando nuestro país eran los Estados Unidos de Colombia— pasó a ser departamento en 1886, cuando Colombia se volvió república unitaria.

En 1910, a raíz de los temores que dejó la abrupta separación del departamento de Panamá (1903) y la preocupación de que el ejemplo separatista de los panameños pudiera ser imitado por los grandes departamentos que entonces existían, se reorganizó la división territorial colombiana  y nuestro departamento fue fraccionado, creándose el nuevo departamento de Norte de Santander con las que hasta ese año eran provincias suyas: la de Cúcuta, la de Pamplona y la de Ocaña.

Nuestros abuelos y padres llamaban al departamento que quedó conformado, con capital Bucaramanga, “Santander del Sur (S.S.)”, para diferenciarlo del recientemente creado. Empero, finalmente terminó llamándose solo “Santander”.

Aunque fue cuna de la Insurrección de los Comuneros (1781); aunque se destacó en el Grito de Independencia (1810), pues 16 días antes de que Santa Fe lo diera (20 de julio de 1810), fue Pamplona la que lo dio primero (4 de julio de 1810); aunque se destacó en el mismo 20 de julio de 1810, pues el orador que en Santa Fe levantó los ánimos cuando ya decaían fue el santandereano José Acevedo y Gómez; aunque en la Primera República, aportamos el martirio de próceres como Custodio García Rovira, Fernando Serrano y Uribe, y los más de mil muertos que dejó la Batalla de Cachirí (1816); aunque fue gracias al pueblo santandereano que el ejército patriota comandado por el Libertador Simón Bolívar pudo triunfar en la Batalla del Puente de Boyacá (7 de agosto de 1819) y sellar así la Independencia, pues en la Batalla del Pienta (4 de agosto de 1819), en Charalá, nuestro heroico pueblo interceptó a las tropas españolas del coronel Lucas González y estas no pudieron reforzar las del coronel José María Barreiro, lo cual posibilitó el triunfo, ello a costa de más de 300 santandereanos masacrados; a pesar de que fuimos la cuna de la Independencia, de la electrificación, de la industria cafetera, de la minería, de la industria textil, de la manufactura, de la agroindustria, etcétera, hoy en día Santander literalmente agoniza en el concierto nacional en medio de la exclusión y el olvido.

De las posibilidades de volver a tener un Presidente de la República ya en Santander no se habla, luego de que la última esperanza de lograrlo, con Luis Carlos Galán Sarmiento, oriundo de Bucaramanga, se esfumara como consecuencia de su asesinato.

Nuestras industrias más representativas se han ido cerrando o han pasado a manos de gentes no santandereanas.

Nuestros poetas, nuestros escritores, nuestros grandes oradores —como José Camacho Carreño o Manuel Serrano Blanco— son hoy personajes sumidos en el olvido de las nuevas generaciones de santandereanos.

Nuestra música vernácula, que antes se cantaba en las escuelas y colegios, ahora ni se menciona, y los jóvenes y niños santandereanos se han entregado con exclusividad a la música extranjera o a la que proviene de otras partes del país, especialmente al vallenato comercial, que nos inundó —y nos sigue inundando— con toda la fuerza de su poderío económico.

La gente de afuera consigue aquí trabajo y hasta termina escalando posiciones mientras que el desempleo de santandereanos en su propia tierra ha alcanzado niveles que debería llenarnos de vergüenza.

Personajes de otras partes se dan, incluso, el lujo de cerrarles las puertas u obstruirles el camino a santandereanos de pura cepa que tratan de surgir aquí, dentro de su propio terruño natal, en determinada faceta, como la música.

Sin norte alguno, sin tener un claro y sólido sentido de su identidad, los santandereanos acogen hoy lo que sea y a quien venga, con tal de que les ofrezca la satisfacción de sus apremiantes necesidades. Empero, esa forma pesimista de actuar le ha traído grandes frustraciones a nuestro pueblo, como la pérdida de la Electrificadora de Santander —que pasó a manos del capital paisa— y la pérdida de Ecogás.

Las promesas tampoco se le cumplen al pueblo santandereano, sin que nadie se levante a exigir el cumplimiento. Así, nada sucedió finalmente con la vía a Cúcuta por el Alto del Escorial, que acortaría nuestra comunicación con la frontera colombo-venezolana; nada sucedió con la planta de alcohol carburante, cuya promesa desencadenó la ruina de los cultivadores de caña panelera de la Hoya del Río Suárez; nada ha sucedido con la mil veces anunciada pavimentación de la vía a la Provincia de García Rovira; etcétera.

¿Recuperarán los santandereanos la memoria?

¿Recobrarán el sentido de su propia identidad?

¿Restablecerán la dignidad perdida?

Las respuestas son inciertas. Por ahora, este ha sido nuestro granito de arena: un portal en Internet que, sin perder el faro de ser colombiano, e incluso universal, parte de la consideración previa y elemental de que Santander existe y que so pretexto de que los santandereanos debemos tener sentido nacional y universal —lo cual es obvio e indiscutible— no debemos terminar haciéndoles el juego a quienes pretenden ignorar a nuestra tierra y relegarla poco a poco en las oscuridades de la marginación definitiva.

Posiblemente perdamos el tiempo y nada cambie. Quizás mañana Santander no sea más que una tierra ocupada por gentes heterogéneas provenientes de todas partes, sin cultura, sin historia y sin identidad. Pero nosotros, al menos, estaremos para entonces en paz con nuestra conciencia.

Ya has dormido suficiente. ¿Por qué no despiertas, Santander?

 

¡Gracias por compartirla!
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3 respuestas a ¡Despierta, Santander! Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

  1. Carlos Coronado dijo:

    Señores, buenas tardes.

    Como muchas personas saben, trabajé 24 años en el ICP, entrené a más de 120 ingenieros, en su mayoría de Ing. de Petróleos, en análisis termodinámico experimental para hidrocarburos al más alto nivel (de primera mano a escala mundial), incluido el Decano de la Escuela de Ingeniería de Petróleos de la UIS, quien fue beneficiario de esto y, claro, hoy día sirve cumpliendo con su misión de multiplicar los conocimientos recibidos por otros y adquiridos por él mismo. Aseguramos el conocimiento mediante tesis de grado siempre con los mejores estudiantes de la UIS, y en su biblioteca se podrán encontrar los trabajos más sobresalientes del país realizados por santandereanos bajo mi acompañamiento, pues tuve la fortuna de ser el mejor estudiante y por mérito viajé al exterior patrocinado por la BP.

    Adicionalmente, les facilité a más de un centenar de recién egresados de las Unidades Tecnológicas y la UIS el trabajo, la vinculación laboral no solo en Ecp SA, sino en otras empresas petroleras; la lista es larga.

    De muchos recibí agradecimientos sinceros entre los QUE RESALTO al excelentísimo Ing. William Blackburn; de muy pocos recibí maltrato; de Santander recibí 4 hermosos hijos y quiero a Santander como a mi casa, pues entre mi ascendencia cuento la fortuna de tener a Aquileo Parra, de los PARRA PARRA DE SANTANDER. A pesar de haber nacido en Medellín, cuando escucho Santandereana y Antioqueñita realmente no veo diferencia alguna.

    Pero yendo al grano, el asunto no es que seamos de allí o de aquí: el peor flagelo de este país y el mundo es la ambición desmedida del ser humano. Yo les pregunto: Por qué el señor Uribe no está en La Habana explicando sus atropellos sobre todo con el sector laboral, y claro los otros. Como antioqueño pido disculpas; me imagino a mi otro ascendiente JORGE ROBLEDO ORTIZ revolcándose en la tumba de ver semejante exponente de nuestra raza. Qué vergüenza, PUES EL NOMBRE DEL COLEGIO DONDE ESTUDIÓ ESTE SEÑOR ES EL JORGE ROBLEDO ORTIZ EN MEDELLIN. ¿QUÉ TRISTE, NO?

    Aqui lo que que hay que hacer es contratar a un extranjero profesional y PONERLE clausulas de incumplimiento a LO PEKERMAN y pagarle bien para que nos saque del regionalismo y de la corrupción desmedida. PUES LA GENTE NO SE HA DADO CUENTA DE QUE ES NUESTRO PEOR FLAGELO; ME ATREVO A CONCLUIR QUE LA GUERRILLA LE QUEDA EN PAÑALES A ESTA GENTE. SÍ, A LOS CORRUPTOS, EN CUANTO AL DAÑO EN EL PAÍS. EJ: ¿QUÉ TAL YOPAL SIN ACUEDUCTO?

    Eso opino sinceramente. Disculpen la sinceridad, pero es de Santandereanos no andarnos con rodeos. ADEMÁS SOY CIENTÍFICO Y NO ESCRITOR, Y MUCHO MENOS POLÍTICO. PARA MÍ LA POLÍTICA SE DEGENERÓ HACE RATO.
    Quiero manifestar que bajo mi óptica, un poco ignorante, pues ver que ni en la Corte hay decencia, ¿cómo así que el “Uribito”, semejante delincuente, y sus otros compañeros se volaron del país antes de la sentencia. ¡QUÉ VERGÜENZA! ¿Alguien me podría explicar eso?

    Sinceramente,

    Carlos Coronado
    Químico Ind. discapacitado, pero decente como mis ancestros.

    • www.oscarhumbertogomez.com Santander en la Red dijo:

      Claro que sí, apreciado Carlos. De paso, le invitamos a leer la entrada del 5 de agosto de 2012 (Sección: Ecología) dedicada a la Feria de las Flores y al querido pueblo antioqueño, que en este portal está dignamente representado por el siempre ameno periodista WILLIAM CALDERÓN ZULUAGA. Allí podrá también escuchar el bambuco fiestero que le compusimos y dedicamos a la ciudad de Medellín. Un abrazo.

  2. ALEJANDRO GÓMEZ LAMUS dijo:

    Apreciado Dr. Óscar Humberto: Usted tiene toda la razón. Pero la culpa la tenemos nosotros los santandereanos pues padecemos del mal de envidia. Como se escucha en una canción suya, los antioqueños son más unidos y se ayudan mutuamente y se dan pasito; igual ocurre con los vallecaucanos, que son alegres y tienen el sentido de pertenencia; los costeños son por naturaleza alegres y se defienden mutuamente; y Bogotá es la ciudad de todos; los Llanos Orientales son una media Colombia sin estrenar y es nuestra despensa. Alguna vez le oí decir al Dr. José Manuel Arias Carrizosa que los santanderenos nos moríamos más de envidia que de cáncer; eso se ve reflejado en el campo político, social y cultural del país. Santander debe ser uno, el Gran Santander.

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