Negociando la ley con el bandido
y mostrando derroche de indolencia,
un fiscal con deseos de presidencia
en fenicio de la ley se ha convertido.
Así cualquiera es fiscal, he comprendido,
así en Penal yo también tengo sapiencia;
y es que es fácil perdonar y dar clemencia
cuando es otro el que el daño ha padecido.
Qué tristeza que hoy estén en el olvido
Lozano, Arenas, Pérez y ese nido
de juristas que brillaron en tal ciencia.
Qué pesar que todo se haya convertido
en un vulgar negocio sin sentido,
mientras crece por doquier la delincuencia.