En realidad, lo que dice el Evangelio según san Mateo, único que los menciona, es que eran “unos Magos”, que venían “del Oriente” (equivalente entonces a Babilonia) y que “abiertos sus cofres, le ofrecieron” al recién nacido niño [Jesús] “presentes de oro, incienso y mirra”. (Capítulo 2 versículos 1 – 11).
En el siglo V, el Papa León I el Magno declaró oficialmente que eran “tres” y en el siguiente siglo, el VI, se les atribuyeron en Italia los nombres de Gaspar, Melchor y Baltasar. Después se les puso a representar al hombre africano, al asiático y al europeo. La tradición terminó, además, dándoles el estatus de reyes. Finalmente, fueron elevados a la categoría de santos, para terminar siendo lo que hoy son: los tres santos reyes magos.
Su fiesta se celebra el 6 de enero.
En nuestra niñez, el Día de Reyes se celebraba con la entrega de regalos y un paseo al río. Ahora pasa inadvertido. Incluso, en la mayoría de las casas, y cuando supuestamente los cansados viajeros no han acabado de llegar al pesebre con sus cofres, las señoras proceden a desbaratarlo y a guardar todos los adornos navideños en las correspondientes cajas hasta el siguiente diciembre.
Por virtud de la llamada “Ley Emiliani”, el día ya ni siquiera es festivo; el festivo es el lunes inmediatamente siguiente.
En todo caso, con esta tradicional festividad se cierra la época navideña, que ojalá haya sido pletórica de alegría para todos ustedes. Les reiteramos nuestro afecto y los mejores votos porque el 2105 los colme de éxitos en todos sus proyectos.
¡Feliz Día de Reyes!