En poesía nunca he sido comandante,
desde antes siempre fui soldado raso,
y como no he logrado aún coger el paso,
sería insensato hasta posar de dragoneante.
Hay, en cambio, por ahí mucho arrogante,
al que dos versos le rimaron por acaso,
y que siente que en la lírica hay ocaso
si su nombre no lo ponen por delante.
Mas si es triste actitud tan petulante,
peor es que un grumete, de almirante,
se ufane del respaldo de algún Craso.
Yo no escribo en posición de concursante,
es mi pluma libre, abierta y desafiante,
y solo aspiro a una curul… en el parnaso.