De próstata no se hablaba,
ni del tal colesterol,
ni de que andar bajo el sol
nuestra piel nos enfermaba.
Todo el mundo saludaba
y el rojo del arrebol
cumplía su mágico rol
cuando el día se alejaba.
Amigo fiel del bemol,
de los versos, del farol,
a un viejo bueno buscaba.
Hoy, oloroso a mentol,
me auxilia el viejo español
igual que ayer me auxiliaba.