Cuenta la historia colombiana que el dieciséis (16) de marzo de mil setecientos ochenta y uno (1781), una dama, que hoy sería denominada de “la tercera edad”, con cincuenta y siete (57) años, comprendió la cólera que tenía acumulada la ciudadanía, por la carga de impuestos que le fue asignada por ese tiempo.
En aquella época se denominaba “El impuesto de Barlovento”, que recaía sobre las ventas y por lo tanto afectaba el consumo de todas las clases sociales. Ahora se denomina IVA (Impuesto al valor agregado).
Manuela Beltrán pasó a la historia de la Nueva Granada y de nuestro País por haber desencadenado la rebelión o insurrección de los Comuneros, cuando con un grupo de personas llegó hasta la Alcaldía del Socorro, arrancó el edicto del ayuntamiento, simuló limpiarse sus nalgas con el papel y luego lo arrojó al viento gritando “¡Viva el Rey y muera el mal gobierno!”.
Cómo hace falta hoy el valor de un ciudadano (dama o caballero) que haga más o menos lo mismo, que vocifere y diga “¡Viva la Presidencia y muera el mal gobierno!”. La democracia es buena y por lo tanto la figura del presidente, pero los impuestos que se nos imponen son excesivos. Lo peor es que los congresistas no hacen nada para evitarlo, por eso el pueblo está hastiándose de los partidos políticos y de la misma política ¿Será que es la época de la insurrección de los Colombianos? No es suficiente firmar la paz con los grupos de extrema izquierda. La paz se logra el día que el gobierno no siga atracando al pueblo con más impuestos y esos dineros públicos no se los roben los políticos.
Que hoy sería mal denominada “persona de la tercera edad”, doctor Guaracao, no sobra aclararlo.
En efecto, de acuerdo con la Corte Constitucional (sentencia T-138 de 2010, M.P.: Dr. Mauricio González Cuervo), la tercera edad empieza a los 72.1 años para los varones y a los 78.5 años para las mujeres.
Dijo la Corte:
“…persona de la tercera edad es quien tenga una edad superior a la expectativa de vida oficialmente reconocida en Colombia”.
Así que doña Manuela Beltrán, a sus 57 años, todavía no sería de “la tercera edad”.
Y sí: en efecto, nuestra rebeldía se transformó en sumisión. Los ejemplos abundan.
En cuanto a la carga impositiva, es bueno también que la ciencia jurídica, específicamente el Derecho Tributario, se pronuncie sobre los principios que deben gobernar el poder tributario del Estado, así como, ante los abusos del soberano, el Derecho Penal tuvo que fijar principios para la imposición de las penas, de modo que ellas no dependieran del capricho del poderoso.
Falta, pues, no solo una Manuela Beltrán. También falta un César Beccaría del Derecho Tributario.