Si no es el niño que llora
Y a quien protege la nana,
Sino el clamor elevado
Por la infancia violentada;
Si no es la joven sonriente
Que escucha su serenata,
Sino la imagen doliente
De la mujer ultrajada;
Si no es la ley que se cumple
y es por todos respetada,
Sino el delito triunfante
y el imperio de las armas;
Si no es el hombre decente
El que, integérrimo, manda,
Sino que manda el perverso
Y lo vigila el canalla;
Si al Hacedor no se invoca,
Ni cosa alguna es sagrada,
Sino que hay nuevos dioses:
Poder, dinero y metralla;
Si no se escuchan los versos,
Ni a la ternura la exaltan,
Sino que solo hay espacio
Para matar la esperanza;
Si no hay lugar para el tiple,
Ni ya el bambuco se baila,
Sino que suena en la radio
Lo que de afuera nos mandan;
Si ya la calle no es tuya,
Ni es tuyo el parque y sus bancas,
Sino que son del bandido
Que se te acerca y te daña;
Si ya la escuela no enseña
Lo que ayer nos enseñaba,
Sino que ahora es moderna
Y a Dios sacó de sus aulas;
Si ya no cantan los ríos,
Ni te bañas en sus aguas,
Sino que solo te ofrecen
El hedor de las cloacas;
Si ya nuestros campesinos
No despiertan con el alba,
Sino que es la violencia
La que saluda en sus casas;
Si ves que agitan banderas
Mientras juegan en las canchas,
Pero después en las calles
A tus paisanos los matan;
Si todo esto acontece
Frente a ti o tus espaldas,
No me preguntes, hermano,
Qué es eso que llaman patria.
Excelente poema Oscar Humberto; me recuerda, aunque a algunos les pueda parecer exagerado, a Pablo Neruda.
Entre esos “algunos” estoy yo, por supuesto. En todo caso, muchas gracias al Dr. Cañas, distinguido psicólogo santandereano y Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Santander, por su generoso comentario.