Ahora hasta de rezar
Se quiere hacer prohibición,
Y no se pierde ocasión
Para a Dios vapulear.
Ya es añeja tradición,
Que en cierta ciudad del mar,
El concejo, al comenzar,
Eleve alguna oración.
Armó el alcalde un ciclón
Pues quiere la invocación
Del cabildo desterrar.
Persiga, alcalde, al hampón,
Al funcionario ladrón,
¡Y deje a Dios saludar!