Yo quisiera morirme cuando tú, tarde, mueres,
A la cálida hora en que allá en el occidente
Se vaya nuestro sol ocultando lentamente
Y aquel sea el último de mis atardeceres.
Cuando no se vislumbren dolores ni placeres,
Ni otra ingratitud, ni verbo cruel e hiriente,
Cuando ya poco importe lo que piense la gente,
Tú, tarde, no te vayas, te ruego que me esperes.
Yo despedí los días cumpliendo mis deberes,
Yo quise a la justicia, no amé a sus mercaderes,
Yo no viví entre el vino, ni entre lo indecente,
Si día a día admiraste la luz del sol poniente,
Si día a día fuiste solaz de nuestra gente…
¡ Lo único que hice fue ser como tú eres !
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ILUSTRACIÓN: Atardecer santandereano. Fotografía de Alexander Díaz.