Érase una tierra sin dolores,
Donde la gente toda sonreía,
Donde a nadie con hambre se veía,
Ni había odio, ni envidia, ni traidores;
Érase una tierra de colores,
Donde el rojo era rojo de alegría,
Donde era el amor filosofía,
Y brillaba la bondad con resplandores;
Érase una tierra de mil flores,
De fuentes y de pájaros cantores,
En donde la violencia no existía;
Érase una tierra de valores,
Por eso eran sus hombres los mejores,
¡Y no era aquella tierra una utopía!
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ILUSTRACIÓN: Amanecer en el campo. Mural infantil. Neo-Deco. Barcelona, España.
Excelente; solo le agregaría:
Donde el Dios bueno de la vida
Estaba en la naturaleza, y no
En los dogmas que las brisas
Del otro lado nos trajeron.
Muy bello; algo agradable; qué sueño lindo. Gracias, Oscar.