Billete de mil ¡y viejo!
Se ve que nadie te quiere,
Que réquiem y miserere
Te entonan frunciendo el cejo.
Que el güisqui sea bien añejo
No hay a quién desespere,
Mas nadie hay que hoy espere
En ti mirarse de espejo.
Triste billete arrugado,
Por nadie ya deseado,
Eres igual que la vida:
Vas, joven, a todo lado,
Empero, viejo y cansado,
Ya no encuentras bienvenida.
Billete que solucionó pasajeramente muchas necesidades para muchos ciudadanos, mañana, los que sobrevivan a la incineración, serán piezas de museo que arrancarán la nostalgia de aquellos que una vez les llevaron con aprecio.