[A la joven, talentosa y promisoria psicóloga santandereana Alejandra Estefanía Gómez Blackburn].
Pero no todos los puertorriqueños apoyan la idea de un Puerto Rico independiente. Por el contrario, un sector no menos importante de la población respalda la idea de que la antigua Borinquen sea, más bien, un Estado más de los Estados Unidos.
Dentro del sector que así piensa se distinguen, a su vez, dos sub-sectores: uno, que adhiere a la idea de que Puerto Rico dependa de los Estados Unidos, sí, pero mantenga su autonomía; y otro, que considera que Puerto Rico debe ser una estrella más en la bandera norteamericana, el Estado 51 de la Unión.
Como se observa, hay dos posiciones extremas: una independencia total respecto de Norteamérica, es decir, un Puerto Rico libre, o que Puerto Rico sea parte integrante del poderoso país, igual que lo es Georgia, o Kentucky, o Florida, o Kansas, o Wisconsin, o Virginia.
Y hay, como también se ve, una posición intermedia: ni independencia total, ni tampoco inmersión total dentro de los Estados Unidos.
Finalmente, en 1952, el Congreso norteamericano aprueba que Puerto Rico adquiere la condición de suelo integrante del llamado Commonwealth, lo que será traducido al español por el Partido Democrático Popular de Puerto Rico como “Estado Libre Asociado”. En ese momento era gobernador Luis Muñoz Marín, primero en ser elegido mediante voto popular (1948).
Para unos, es el triunfo de la postura más sensata, porque se adquieren las ventajas que significa contar con la decidida ayuda del gobierno norteamericano y, al mismo tiempo, se tendrá un gobierno propio. Sin embargo, las diferencias con los ciudadanos de los demás Estados saltarán a la vista muy pronto, entre ellas la de tener todos ciudadanía norteamericana, pero no poder votar los puertorriqueños, ni ser elegidos. Por ejemplo, un puertorriqueño no podrá ser presidente de los Estados Unidos.
La nueva Constitución de Puerto Rico es ratificada por el electorado puertorriqueño en un referendo celebrado el 3 de marzo de 1952. El Congreso de los Estados Unidos la aprueba y el presidente Harry S. Truman la promulga, con modificaciones, el 3 de julio de 1952. El 10 de julio del mismo año, la Convención Constituyente de Puerto Rico se vuelve a reunir y aprueba las condiciones introducidas. El 25 de julio de 1952, el gobernador Luis Muñoz Marín proclama en un acto público que la Constitución puertorriqueña comienza a regir y, por primera vez, es izada oficialmente en San Juan la bandera de Puerto Rico.
La fecha del 25 de julio, que hasta ese momento ha sido un día festivo oficial en Puerto Rico en conmemoración de la llegada de las tropas estadounidenses a la isla el 25 de julio de 1898, pasa a ser el Día de la Constitución.
Pues bien: ese mismo año, esto es, en el mismo 1952 en que Puerto Rico adquiere la condición de Estado Libre Asociado de los Estados Unidos, el Instituto de Psicología Aplicada de la Universidad Nacional de Colombia gradúa, en Bogotá, a los primeros once licenciados en psicología.
Para ese momento, la directora-fundadora del Instituto, Mercedes Rodrigo, ya no está allí, ni en Bogotá, ni en Colombia: se halla en Puerto Rico sobrellevando el exilio. Trabaja en San Juan como catedrática de la Facultad de Pedagogía. Por ello, la mujer que debió presenciar y escuchar los aplausos ese día, no los ve ni los oye, pues no está presente en aquella histórica ceremonia; los diplomas los entregará quien la ha reemplazado en la dirección del Instituto, el médico psiquiatra Hernán Vergara Delgado. (GIRALDO, Benjamín. RODRÍGUEZ, Olga Rosalba. Eventos significativos de la Psicología colombiana en el siglo XX. En: Suma psicológica, vol 7. No. 2. Septiembre de 2000, p. 278).
Los siguientes son los nombres de los primeros once psicólogos colombianos, graduados el viernes 28 del mes de noviembre del año 1952:
Fabiola Aguirre de Jaramillo
Beatriz Carrizosa Umaña
Beatriz de la Vega Vargas Vila
Paulina Esguerra Fajardo
Magdalena Fety de Holguín
Cecilia Gómez Rodríguez
Diva Montealegre Rodríguez
Bertha Restrepo Flórez
Julia Roncancio Mora
Bernardo Tirado Plata
Gabriel Ulloa.
(GIRALDO, Benjamin. RODRÍGUEZ, Olga. Historia de la psicología en Colombia: Recuento de algunos de los eventos más significativos en los primeros 50 años de historia profesional. En: Revista de Historia de la Psicología. Bogotá. 1997).
Con estos primeros once graduados, la profesión de la psicología ha comenzado oficialmente en Colombia.
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Pero de nuevo retomemos -esta vez para llegar a su fin- el relato de Psique y Cupido, narrado por una vieja a una doncella prisionera, dentro de la inmortal novela clásica latina Las Metamorfosis o El Asno de Oro, de Apuleyo:
“Capítulo III
En el cual trata cómo la vieja, procediendo en su muy largo cuento, narra los trabajos que Venus dio a Psique, por darle ocasión a desesperar y morir. Y cómo, por conmiseración de los dioses, Venus la vino a perdonar, y con mucho placer se celebraron las bodas en el cielo.
-Después que amaneció, mandó Venus llamar a Psique y dijo de esta manera: «¿Ves tú aquella floresta por donde pasa aquel río que tiene aquellos grandes árboles alrededor, debajo del cual está una fuente cerca? ¿Y ves aquellas ovejas resplandecientes y de color de oro que andan por allí paciendo sin que nadie las guarde? Pues ve allá luego y tráeme la flor de su precioso vellocino en cualquier manera que lo puedas haber.»
[12] Psique, de muy buena gana se fue hacia allá, no con pensamiento de hacer lo que Venus le había mandado, sino por dar fin a sus males, lanzándose de un risco de aquellos dentro en el río. Cuando Psique llegó al río, una caña verde, que es madre de la música suave, meneada por un dulce aire por inspiración divina, habló de esta manera: «Psique, tú que has sufrido tantas tribulaciones no quieras ensuciar mis santas aguas con tu misérrima muerte, ni tampoco llegues a estas espantosas ovejas, porque tomando el calor y ardor del Sol suelen ser muy rabiosas, y con los cuernos agudos y las frentes de piedra, aun mordiendo con los dientes ponzoñosos, matan a muchos hombres. Pero después que pasare el ardor del mediodía y las ovejas se van a reposar a la frescura del río, podrás esconderte debajo de aquel alto plátano, que bebe del agua de este río que yo bebo. Y como tú vieres que las ovejas, pospuesta toda su ferocidad, comienzan a dormir, sacudirás las ramas y hojas de aquel monte que está cerca de ellas y allí hallarás las guedejas de oro que se pegan por aquellas matas cuando las ovejas pasan.»
[13] En esta manera la caña, por su virtud y humanidad, enseñaba a la mezquina* de Psique de cómo se había de remediar. Ella, cuando esto oyó, no fue negligente en cumplirlo. Pero haciendo y guardando todo lo que ella dijo, hurtó el oro con la lana de aquellos montes, y cogido lo trajo y echó en el regazo de Venus. Mas con todo esto nunca mereció cerca de su señora galardón su segundo trabajo, antes, torciendo las cejas con una risa falsa, dijo en esta manera: «Tampoco creo yo ahora que en esto que tú hiciste no faltó quien te ayudase falsamente. Pero yo quiero experimentar si por ventura tú lo haces con esfuerzo tuyo y prudencia o con ayuda de otro; por ende, mira bien aquella altura de aquel monte adonde están aquellos riscos muy altos, de donde sale una fuente de agua muy negra, y desciende por aquel valle donde hace aquellas lagunas negras y turbias y de allí salen algunos arroyos infernales. De allí, de la altura donde sale aquella fuente, tráeme este vaso lleno de rocío de aquella agua.» Y diciendo esto, le dio un vaso de cristal, amenazándola con palabras ásperas si no cumpliese lo que le mandaba.
[14] Psique, cuando esto oyó, aceleradamente se fue hacia aquel monte, para subir encima de él y desde allí echarse, para dar fin a su amarga vida. Pero como llegó alrededor de aquel monte, vio una mortal y muy grande dificultad para llegar a él, porque estaba allí un risco muy alto que parecía que llegaba al cielo, y tan liso, que no había quien por él pudiese subir; de encima de aquél salía una fuente de agua negra y espantable, la cual, saliendo de su nación, corría por aquellos riscos abajo y venía por una canal angosta cercada de muchos árboles, la cual venía a un valle grande que estaba cercado de una parte y de otra de grandes riscos, adonde moraban dragones muy espantables, con los cuellos alzados y los ojos tan abiertos, para velar, que jamás los cerraban ni pestañeaban, en tal manera, que perpetuamente estaban en vela; y como ella llegó allí, las mismas aguas le hablaron, diciéndole muy muchas veces: «Psique, apártate de ahí, mira muy bien lo que haces. Y guárdate de hacer lo que quieres; huye luego, si no, cata que morirás.» Cuando Psique vio la imposibilidad que había de llegar a aquel lugar, fue tornada como una piedra, y aunque estaba presente con el cuerpo, estaba ausente con el sentido. En tal manera, que con el gran miedo del peligro estaba tan muerta que carecía del último consuelo y solaz de las lágrimas.
[15] Pero no pudo esconderse a los ojos de la Providencia tanta fatiga y turbación de la inocente Psique, la cual, estando en esta fatiga, aquella ave real de Júpiter que se llama águila, abiertas las alas, vino volando súbitamente, recordándose del servicio que antiguamente hizo Cupido a Júpiter, cuando por su diligencia arrebató a Ganimedes el troyano, para su copero, queriendo dar ayuda y pagar el beneficio recibido, en ayudar a los trabajos de Psique, mujer de Cupido, dejó de volar por el cielo y vínose a la presencia de Psique y díjole en esta manera: «¿Cómo tú eres tan simple y necia de las tales cosas, que esperas poder hurtar ni solamente tocar una sola gota de esta fuente no menos cruel que santísima? ¿Tú nunca oíste alguna vez que estas aguas estígeas son espantables a los dioses y aun al mismo Júpiter? Además de esto, vosotros, los mortales, juráis por los dioses, pero los dioses acostumbran jurar por la majestad del lago estigio: pero dame este vaso que traes.» El cual ella le dio y el águila se lo arrebató de la mano muy presto, y volando entre las bocas y dientes crueles y las lenguas de tres órdenes de aquellos dragones, fue al agua e hinchó el vaso, consintiéndolo la misma agua, y aun amonestándole que prestamente se fuese, antes que los dragones la matasen. El águila, fingiendo que por mandato de la diosa Venus y para su servicio había venido por aquella agua, por la cual causa más fácilmente llegó a henchir el vaso y salir libre con ella,
[16] en esta manera, tornó con mucho gozo y dio el vaso a Psique, lleno de agua; la cual la llevó luego a la diosa Venus. Pero con todo esto nunca pudo aplacar ni amansar la crueldad de Venus; antes ella, con su risa mortal, como solía, le habló amenazándola con mayores y más peores tormentos, diciendo: «Ya tú me pareces una maga y gran hechicera, porque muy bien has obtemperado a mis mandamientos y hecho lo que yo te mandé; mas tú, lumbre de mis ojos, aún resta otra cosa que has de hacer. Toma esta bujeta, la cual le dio, y vete a los palacios del infierno, y darás esta bujeta a Proserpina, diciéndole: Venus te ruega que le des aquí una poca de tu hermosura, que baste siquiera para un día, porque todo lo hermoso que ella tenía lo ha perdido y consumido curando a su hijo Cupido, que está muy mal, y torna presto con ella, porque tengo necesidad de lavarme la cara con esto para entrar en el teatro y fiesta de los dioses.»
[17] Entonces, Psique, abiertamente, sintió su último fin y que era compelida manifiestamente a la muerte que le estaba aparejada. ¿Qué maravilla que lo pensase, pues que era compelida a que de su propia gana y por sus propios pies entrase al infierno, donde estaban las ánimas de los muertos? Con este pensamiento no tardó mucho, que se fue a una torre muy alta para echarse de allí abajo, porque de esta manera ella pensaba descender muy presto y muy derechamente a los infiernos. Pero la torre le habló en esta manera: «¿Por qué, mezquina* de ti, te quieres matar, echándote de aquí abajo, pues que ya éste es el peligro y trabajo que has de pasar? Porque si una vez tu alma fuere apartada de tu cuerpo, bien podrás ir de cierto al infierno. Pero, créeme, que en ninguna manera podrás tornar a salir de allí.
[18] No está muy lejos de aquí una noble ciudad de Achaya, que se llama Lacedemonia; cerca de esta ciudad busca un monte que se llama Tenaro, el cual está apartado en lugares remotos.
En este monte está una puerta del infierno, y por la boca de aquella cueva se muestra un camino sin caminantes, por donde si tú entras, en pasando el umbral de la puerta, por la canal de la cueva derecho, podrás ir hasta los palacios del rey Plutón; pero no entiendas que has de llevar las manos vacías, porque te conviene llevar en cada una de las manos una sopa de pan mojada en meloja, y en la boca has de llevar dos monedas; y después que ya hubieres andado buena parte de aquel camino de la muerte hallarás un asno cojo cargado de leña, y con él un asnero también cojo, el cual te rogará que le des ciertas chamizas para echar en la carga que se le cae: pero tú pásate callando, sin hablarle palabra; y después, como llegares al río muerto donde está Carón, él te pedirá el portazgo, porque así pasa él en su barca de la otra parte a los muertos que allí llegan: porque has de saber que hasta allí entre los muertos hay avaricia, que ni Carón ni aquel gran rey Plutón hacen cosa alguna de gracia, y si algún pobre muere cúmplele buscar dineros para el camino, porque si no los llevare en la mano no le pasarán de allí. A este viejo suyo darás en nombre de flete una moneda de aquellas que llevares; pero ha de ser que él mismo la tome con su mano de tu boca. Después que hubieres pasado este río muerto hallarás otro viejo muerto y podrido que anda nadando sobre las aguas de aquel río, y alzando las manos te rogará que lo recibas dentro en la barca; pero tú no cures de usar piedad, que no te conviene.
[19] Pasado el río y andando un poco adelante hallarás unas viejas tejedoras que están tejiendo una tela, las cuales te rogarán que les toques la mano; pero no lo hagas, porque no te conviene tocarles en manera ninguna. Que has de saber que todas estas cosas y otras muchas nacen de las asechanzas de Venus, que querría que te pudiesen quitar de las manos una de aquellas sopas: lo cual te sería muy grave daño, porque si una de ellas perdieses nunca jamás tornarías a esta vida. Demás de esto sepas que está un poco adelante un perro muy grande, que tiene tres cabezas, el cual es muy espantable, y ladrando con aquellas bocas abiertas espanta a los muertos, a los cuales ya ningún mal puede hacer, y siempre está velando ante la puerta del obscuro palacio de Proserpina, guardando la casa vacía de Plutón. Cuando aquí llegares, con una sopa que le lances lo tendrá enfrenado y podrás luego pasar fácilmente, y entrarás adonde está Proserpina, la cual te recibirá benigna y alegremente y te mandará sentar y dar muy bien de comer. Pero tú siéntate en el suelo y come de aquel pan negro que te dieren; y pide luego de parte de Venus aquello por que eres venida, y recibido lo que te dieren en la bujeta, cuando tornares, amansarás la rabia de aquel perro con la otra sopa. Y cuando llegares al barquero avariento, le darás la otra moneda que guardaste en la boca; y pasando aquel río tornarás por las mismas pisadas por donde entraste, y así vendrá a ver esta claridad celestial. Pero sobre todas las cosas te apercibo que guardes una: que en ninguna manera cures de abrir ni mirar lo que traes en la bujeta, ni procures de ver el tesoro escondido de la divina hermosura.»
[20] De esta manera aquella torre, habiendo mancilla de Psique, le declaró lo que le era menester de adivinar. No tardó Psique, que luego se fue al monte Tenaro, y tomados aquellos dineros y aquellas sopas como le mandó la torre, entrose por aquella boca del infierno, y pasado callando aquel asnero cojo, y pagado a Carón su flete por que le pasase, y menospreciado asimismo el deseo de aquel viejo muerto que andaba nadando, y también no curando de los engañosos ruegos de las viejas tejedoras, y habiendo amansado la rabia de aquel temeroso perro con el manjar de aquella sopa, llegó, pasado todo esto, a los palacios de Proserpina; pero no quiso aceptar el asentamiento que Proserpina le mandaba dar, ni quiso comer de aquel manjar que le ofrecían; mas humildemente se sentó ante sus pies, y contenta con un pedazo de pan bazo, le expuso la embajada que traía de Venus; y luego, Proserpina le hinchó la bujeta secretamente de lo que pedía; la cual luego se partió, y aplacado el ladrar y la braveza del perro infernal con el engaño de la otra sopa que le quedaba, y habiendo dado la otra moneda a Carón el barquero por que la pasase, tornó del infierno más esforzada de lo que entró. Y después de adorada la clara luz del día, que tornó a ver, como quiera que en cumplir esto acababa el servicio que Venus le había mandado, vínole al pensamiento una temeraria curiosidad, diciendo: «Bien soy yo necia trayendo conmigo la divina hermosura que no tome de ella siquiera un poquito para mí, para que pueda placer a aquel mi hermoso enamorado.»
[21] Y como esto dijo, abrió la bujeta, dentro de la cual ninguna cosa había, ni hermosura alguna, salvo un sueño infernal y profundo, el cual, como fue destapado, cubrió a Psique de una niebla de sueño grueso, que todos sus miembros le tomó y poseyó, y en el mismo camino por donde venía cayó durmiendo como una cosa muerta.
Pero Cupido, ya que convalecía de su llaga, no pudiendo tolerar ni sufrir la luenga ausencia de su amiga, estando ya bien dispuesto y las alas restauradas, porque había días que holgaba, saliose por una ventana pequeña de su cámara, donde estaba encerrado, y fue presto a socorrer a su mujer Psique, y apartando de ella el sueño, y lanzado otra vez dentro en la bujeta, tocó livianamente a Psique con una de sus saetas y despertola diciéndole: «¿Aun tú, mezquina* de ti, no escarmientas, que poco menos fueras muerta por semejante curiosidad que la que hiciste conmigo? Pero ve ahora con la embajada que mi madre te mandó, y entre tanto, yo proveeré en lo otro que fuere menester.» Dicho esto, levantose con sus alas y fuese volando. Psique llevó lo que traía de Proserpina y diolo a Venus;
[22] entre tanto, Cupido, que andaba muy fatigado del gran amor, la cara amarilla, temiendo la severidad no acostumbrada de su madre, tornose al almario de su pecho y con sus ligeras alas voló al cielo y suplicó al gran Júpiter que le ayudase, y recontole toda su causa. Entonces Júpiter tomole la barba, y trayéndole la mano por la cara lo comenzó a besar, diciendo: «Como quiera que tú, señor hijo, nunca me guardaste la honra que se debe a los padres por mandamiento de los dioses; pero aun este mismo pecho, en el cual se encierran y disponen todas las leyes de los elementos, y a las veces de las estrellas, muchas veces lo llagaste con continuos golpes del amor, y lo ensuciaste con muchos lazos de terrenal lujuria, y lisiaste mi honra y fama con adulterios torpes y sucios contra las leyes, especialmente contra la ley Julia, y a la pública disciplina, transformando mi cara y hermosura en serpientes, en fuegos, en bestias, en aves y en cualquier otro ganado. Pero, con todo esto, recordándome de mi mansedumbre y de que tú creciste entre estas mis manos, yo haré todo lo que tú quisieres, y tú sépaste guardar de otros que desean lo que tú deseas. Esto sea con una condición: que si tú sabes de alguna doncella hermosa en la tierra, que por este beneficio que de mí recibes debes de pagarme con ella la recompensa.»
[23] Después que esto hubo hablado, mandó a Mercurio que llamase a todos los dioses a consejo; y si alguno de ellos faltase, que pagase diez mil talentos de pena. Por el cual miedo todos vinieron y fue lleno el palacio donde estaba Júpiter, el cual, asentado en la silla alta, comenzó a decir de esta manera:
«¡Oh dioses, escritos en el blanco de las musas! Vosotros todos sabéis cómo este mancebo que yo crié en mis manos procuré de refrenar los ímpetus y movimientos ardientes de su primera juventud. Pero harto basta que él es infamado entre todos de adulterios y de otras corruptelas, por lo cual es bien que se quite toda ocasión, y para esto me parece que su licencia de juventud se debe de atar con lazo de matrimonio. Él ha escogido una doncella, la cual privó de su virginidad: téngala y poséala y siempre use de sus amores.» Y diciendo esto, volvió la cara a Venus y díjole: «Tú, hija, no te entristezcas por esto; no temas a tu linaje ni al estado del matrimonio mortal, porque yo haré que estas bodas no sean desiguales, mas legítimas o bien ordenadas como el derecho lo manda.» Y luego mandó a Mercurio que tomase a Psique y la subiese al cielo, a la cual Júpiter dio a beber del vino a los dioses, diciéndole: «Toma, Psique, bebe esto y serás inmortal; Cupido nunca se apartará de ti; estas bodas vuestras durarán para siempre.»
[24] Dicho esto, no tardó mucho cuando vino la cena muy abundante, como a tales bodas convenía. Estaba sentado a la mesa Cupido en el primer lugar y Psique en su regazo. De la otra parte estaba Júpiter con Juno, su mujer, y después, por orden, todos los otros dioses. El vino de alfajor, que es un vino de los dioses, suministrábalo Ganimedes a Júpiter como copero suyo, y a los otros, el dios Baco. Vulcano cocinaba la cena; las ninfas henchían de flores y rosas y otros olores la sala donde cenaban; las musas cantaban muy dulcemente; Apolo cantaba con su vihuela; Venus entró a la suave música y bailó hermosamente. En esta manera era el convite ordenado: que el coro de las musas cantase y el sátiro hinchase la gaita y el dios Pan tañese un tamboril. De esta manera vino Psique en manos del dios Cupido. Y estando ya Psique en tiempo del parir, nacioles una hija, a la cual llamamos Placer.
[25] En esta manera aquella vejezuela loca y liviana contaba esta conseja a la doncella cautiva; pero yo, como estaba allí cerca, oíalo todo y dolíame que no tenía tinta y papel para escribir y notar tan hermosa novela.»
(N. del A.: Y aquí finaliza la novela de Psique y Cupido. La obra Las Metamorfosis o El Asno de Oro, de Apuleyo, prosigue, por supuesto, y a su lectura deberá remitirse quien desee saber qué pasó finalmente con la doncella cautiva a quien la vieja le contó esta historia y conocer las restantes aventuras narradas en esta obra inmortal de la literatura clásica latina, incluyendo, desde luego, en qué paró la conversión de Lucio en asno. N. del A.: Como ya queda dicho, “mezquina” significaba “desdichada”].
Psique, la nueva diosa del Olimpo, se convertirá en la diosa de la Psicología.
Ahora bien:
“Psi (Ψ ψ) es la vigésimo tercera letra del alfabeto griego. El símbolo (Ψ ψ) es el dibujo estilizado de una mariposa, y aparece a partir de la unión de la letra Psi con la palabra griega “Psique”, que en un principio representaba a la “mariposa” y más tarde se empleó con el significado de “soplo de brisa”, “aliento”, “ánimo” y, finalmente “alma”. De aquí que el nombre de Psicología como “ciencia del alma” se represente con la letra Psi (Ψ ψ)”, nos explica Wikipedia.
(N. del A.: Dicho sea de paso, por eso consideramos -con el mayor respeto- un error de la Real Academia Española que, so pretexto de introducir los nuevos vientos de la modernidad, autorizó la supresión de la letra “p” en la escritura de las palabras “Psicología” y “psicólogo (a)”, pues con ello se desdibuja la letra griega “Psi” de donde proceden y, de esa manera, se desconocen nada más ni nada menos que su etimología, su origen y su historia).
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Ahora retornemos a Puerto Rico, donde se encuentra exiliada Mercedes Rodrigo, y a Colombia, donde prosigue su decurso la obra que dejó iniciada.
En 1955, la distinguida psicóloga española empieza a trabajar en la Clínica Juliá, de San Juan, como psicóloga clínica.
Dos años más tarde, el 12 de noviembre de 1957, mediante el acuerdo número 59, la Universidad Nacional decide convertir el Instituto de Psicología Aplicada en la nueva Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia.
No será esta solamente la primera facultad de Psicología en Colombia; será también la primera de América Latina.
Una de aquellas primeras figuras de la psicología colombiana que recibirán su diploma en la primera ceremonia de graduación de psicólogos en Colombia, la psicóloga Beatriz de la Vega, será designada como la primera Decana de Psicología.
Entretanto, María Rodrigo -la hermana de Mercedes y su compañera de exilio- se destaca en Puerto Rico como excelsa compositora de música clásica. Entonces, junto al gran violonchelista catalán Pablo Casals -quien realmente se llama Pau Casals- , funda el Conservatorio de Puerto Rico y se convierte en profesora del mismo.
Y aquí, en Colombia, una posterior reforma general de la Universidad Nacional de Colombia, que se llevará a cabo en la década siguiente, esto es, en los convulsionados años 60, concretamente en 1966, ampliará el ámbito de las facultades y creará dentro de ellas los departamentos . Entonces, la Facultad de Psicología se convertirá en el Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Humanas.
Al año siguiente, en 1967, Mercedes Rodrigo se quedará sin familia.
En efecto, en 1967 morirá en Puerto Rico su hermana, la pianista y compositora de música clásica María Rodrigo. Para entonces, José María García Madrid, su fiel colaborador y ahora médico psiquiatra, habrá contraído matrimonio. Entonces, la ilustre psicóloga y pedagoga española habrá de seguir contando tan solo con el afecto de sus únicos amigos: José María, su esposa – María Teresa de García Madrid – y sus tres hijos. Y es que, al ver que se ha quedado sola, José María y María Teresa la acogen en su casa y le asignan una de las habitaciones para que fije allí su nueva residencia.
“María Rodrigo -escribe el director de orquesta español maestro José Luis Temes recordando su llegada allí en 1950- vivirá ya en San Juan de Puerto Rico hasta su muerte, 17 años después. Las hermanas se habían instalado –siempre con el ya reputado doctor García Madrid- en una pensión del barrio del Condado, regentada por una asturiana muy popular entonces, llamada Lola Tuya, donde se alojarían también Juan Ramón Jiménez y su mujer Zenobia Camprubí, María Zambrano, Pablo Casals, José de los Ríos, Francisco Ayala, etc. Sabemos que María fue en esta etapa profesora de solfeo y directora de varios coros; sabemos que auxilió a Pablo Casals en sus trabajos de fundación del Conservatorio de Puerto Rico, del que luego ella misma sería profesora; y sabemos de su presencia en los círculos artísticos de la capital. Pero muy poco sabemos sobre su faceta de compositora en esta etapa; probablemente ya nada o casi nada salió de su pluma.
María Rodrigo falleció en diciembre de 1967 (el entierro tuvo lugar el día 9, por lo que verosímilmente habría fallecido el día anterior), a poco de cumplir los 80 años de vida azarosa, honesta y dedicada a la cultura. En el obituario que publica el diario portorricense “El Mundo” se adjudica a nuestra compositora la autoría, entre otras, de nada menos que quince obras escénicas y varios conciertos para piano y orquesta, lo que probablemente es una exageración. Debe tenerse presente que en aquel momento Maria Rodrigo no conservaba ni una sola de sus grandes partituras de juventud. En su maleta guardaba sólo La copla intrusa y alguna de sus menores –aunque bellísimas- canciones para voz y piano. Murió, pues, sin la menor memoria documental de su labor creativa de más de medio siglo”. (TEMES, José Luis. María Rodrigo: una mujer en la generación de maestros. Codalario, la revista de música clásica. Madrid, 21 de diciembre de 2015).
Hacemos aquí un paréntesis para compartir con ustedes el informe acerca del concierto con el cual España, a través del maestro José Luis Temes, reivindica -ya en el año 2016- la memoria de la compositora María Rodrigo, hermana de sangre de Mercedes Rodrigo y su compañera de exilio en Suiza, Colombia y Puerto Rico.
“La vida en Puerto Rico – escribe el psicólogo Rubén Ardila- fue positiva para Mercedes y ella trabajó entre 1950 y 1972. La comunidad psicológica reconoció sus contribuciones, aunque podemos afirmar que el trabajo más importante de su vida 1o realizó Mercedes Rodrigo en Colombia, no en Puerto Rico ni en España. Esta última etapa, dedicada a la Psicología clínica, Ie reportó muchas satisfacciones personales.
Los últimos años, de semi-invalidez, fueron años de recuerdos, de hacer un balance de su larga vida, que abarcó muchos eventos importantes en la historia de España, en la historia de América Latina y en la historia de la Psicología.
Yo conocí a Mercedes Rodrigo en Puerto Rico en 1978, pocos años antes de su muerte. Fue importante haber logrado contacto personal con la primera persona que trabajó en Psicología profesional en mi país”. (ARDILA, Rubén. Mercedes Rodrigo (1891-1982). En: Revista Latinoamericana de Psicología. 1988. Vol. 20, No.3, pp. 429-434. (Con autorización de la RLP. Copyright: Fundación para el avance de la Psicología. En: La Psicología en la Universidad Nacional de Colombia 50 años).
Ya retirada de su trasegar como psicóloga y como pedagoga, Mercedes Rodrigo, de cuya vida sentimental nada se conoce, pero cuya soledad final y la ausencia de cualquier dato en contrario revela que jamás se casó, ni tuvo hijos propios (pues los niños que recibieron sus luces fueron, finalmente, los numerosos hijos que tuvo en la vida), se refugió en la intimidad de la casa de sus amigos, José María y María Teresa. Se sabe que esta última se aplicó a su atención en los años postreros, cuando ya, como en la canción de José Tcherkaski y Piero, “la edad se le vino encima sin carnaval ni comparsas“.
Como lo asoma el autor Rubén Ardila, en sus últimos años la inquieta intelectual y científica española estaba ya semiparalizada. No es difícil colegir de ahí las incomodidades de sus días postreros, ni las dificultades para sobrellevar los pormenores propios de la vida; tampoco, la evocación nostálgica de sus días juveniles en su barrio natal del centro de Madrid; de sus vecinos, de sus amigos, de los sueños y las ilusiones que llegó a forjarse cuando se decidió por el estudio de la pedagogía en su propia tierra y, más tarde, por el de la psicología en tierra extraña; de sus viajes, de las personas que conoció a lo largo de los años – las prominentes y las anónimas -; de sus miedos y sus angustias en medio de las vicisitudes de las guerras por entre las cuales tuvo que andar a lo largo de su azaroso periplo vital; de los niños que hubo de dejar en su Madrid al que jamás regresó; de las dificultades que en aquellos años hubo de afrontar para sobresalir, por el estigma de ser mujer; del adiós de su hermana y de la inmensa soledad familiar en la que quedó sumida; acaso de sus amores y sus desamores, de sus sentimientos personales, de aquellas interioridades de su alma por las que nunca le preguntó nadie, porque ella fue de esas personas exóticas que parecieran destinadas a servir a los demás sin que los demás al menos se preocupen por preguntarles qué llevan guardado dentro de su corazón; en fin, la añoranza inevitable de los años idos, probablemente los más felices.
Dentro de los seres por cuya felicidad más se había preocupado Mercedes Rodrigo sobresalían, por supuesto, los niños. Aquellos que sufrían el llamado hospitalismo infantil, por ejemplo. La Academia Nacional de Medicina de Colombia en su Diccionario Académico de Medicina define el hospitalismo infantil así:
“hospitalismo infantil
Pediatría. Síndrome de privación afectiva materna en niños que requieren hospitalizaciones largas, que presenta cuadros de depresión, retardo en el desarrollo corporal y disminución de la resistencia a las enfermedades”.
La psicóloga se había referido a este síndrome:
“… si al niño se le hace sufrir privación prolongada … o se le prestan cuidados de manera fría y automática, pueden producirse en él sentimientos de cólera o miedo que son de efecto pernicioso sobre el desarrollo de la personalidad” (Introducción al estudio de la Psicología, Rodrigo, 1949, p. 37).
“Yo me atrevo a suplicar a los comprensivos estudiantes de medicina, que con tanta benevolencia y deferencia me escuchan, que aunque bien comprendo que es muy poco lo que van a aprender en estas desvaídas charlas mías, procuren por lo menos como consecuencia de ellas adquirir con ustedes mismos el compromiso moral de que en ninguna institución en que sea de ustedes la responsabilidad de su funcionamiento, ocurran casos de hospitalismo, tan silenciosamente trágicos, tan desconsoladoramente faltos de humanidad “(ibid. pp. 38-39).
Pero su preocupación había sido también por los hospitalizados en general:
“Por lo menos el 50% de los enfermos de los hospitales tienen problemas de orden psicológico que han contribuido a ponerles en tal estado de inferioridad e impiden la acción rápida y fácil de la terapéutica médica” (Rodrigo, 1949, pág. 10).
Había advertido, igualmente, sobre la relación entre los problemas de la infancia y los desequilibrios mentales en la vida adulta. En palabras que no solo eran vigentes para la época, sino que resultarían premonitorias para los tiempos actuales había expresado:
“Según estadísticas recientes, ninguna época ha producido tantos enfermos mentales como la nuestra, debido al desgaste nervioso, al aceleramiento de la vida, a las guerras, a los hechos sangrientos, etc.., que provocan desintegración del equilibrio nervioso. Y cada vez es más evidente que la enfermedad mental en los adultos tiene sus raíces en los trastornos, desadaptación e inseguridad del niño’ (ibidem)»
En fin, sus inquietudes de intelectual y de científica la habían llevado a advertir también acerca de la enorme importancia de la medición de inclinaciones y aptitudes frente a la escogencia de carrera profesional, medición – previa y durante la carrera – cuyo desconocimiento en los tiempos de hoy, con el consiguiente incremento del fracaso profesional y de su carga de problemas psíquicos y emocionales, muestra que sí tenía la razón:
“La aplicación de los métodos psicotécnicos desde el principio y de manera progresiva y continua tiene por objeto lograr esa adaptación tan preconizada en la educación entre cada uno de los mundos biológicos que constituye un estudiante y el mundo universitario, que lo recibe, no sólo para llenarle la cabeza de manera forzada de conocimientos necesarios y útiles para su vida profesional ulterior, sino también, … para moldear hombres conscientes y sanos capaces de hacer frente a las asperezas de la vida y cumplir plena y humanamente su misión’ (ibid, p. 315).
Todo esto había quedado consignado para la posteridad en su único libro.
Y, entonces, llegó el día 12 de setiembre de 1982, que era domingo.
Los griegos tenían una creencia ancestral: la de que cuando una persona moría, al exhalar su último soplo de vida, el alma se elevaba volando hacia los cielos en forma de una mariposa. En aquel entonces, la mariposa era considerada un símbolo de vida y de esperanza.
En la mitología griega se representaba a la diosa Psique con la figura y apariencia de una joven con alas de mariposa.
Psique, la hija menor del rey de Anatolia, a quien los escritos mitológicos se refieren como una diosa de gran belleza, representa la bondad del alma humana. Como ya lo leímos, los dioses finalmente aprueban su unión con Eros, y Zeus convierte a Psique en un ser inmortal, en una diosa con su correspondiente puesto en el Olimpo.
Apuleyo atribuye en su obra una hija de Eros y Psique, Hedoné, cuyo nombre significa “placer”.
Pero, más allá de la mitología, se podría interpretar la unión simbólica de Eros y Psique como la unión entre lo físico y lo espiritual con miras a elevar el alma más allá de la vida humana. Y aquí se entiende por qué el alma, es decir, la mente, la psique, al morir la persona se desprende de su cuerpo y busca el más allá.
Este proceso de transformación o de cambio -el de Psique de mortal a diosa, el del alma que ante la muerte se convierte en mariposa- cobra una especial significación al compararlo con el proceso de surgimiento de la mariposa a partir de la oruga, símbolo por excelencia de la metamorfosis.
Ello explica el por qué la mariposa es la representación misma del símbolo Psi (Ψ ψ), que describe el proceso de transformación de las personas.
El origen del término “Psicología”, entonces, resulta claro: la Psicología es, etimológicamente, la “ciencia del alma” o la “ciencia de la mente”. La palabra se compone del prefijo Psico- (psyche, psique, mente) y el sufijo -logía (de logos, tratado, ciencia, estudio).
Por extensión, el símbolo “Ψ” se popularizaría también como una forma de designar a la ciencia de la mente, esto es, a la Psicología.
La mariposa es el símbolo de la capacidad del alma de transformarse, de pasar de ser una simple oruga que se arrastra por la tierra a transformarse en su capullo, aislándose del mundo entero y a su debido tiempo, renacer, ya no como un gusano, sino como una espléndida mariposa que se eleva a las alturas.
El animal totémico de la Psicología es, pues, uno de seres simbólicamente más ricos para describir el proceso de transformación de las personas: el origen de la palabra que da nombre a la profesión: la psicología.
(Henar Gutiérrez. Significado de la mariposa. En: Psicología en evolución. Bertrand Regader. La historia del símbolo de la psicología. Universitat de Barcelona. Sacbé. ¿Qué significa el símbolo de la Psicología? Mabel Galán. El significado de psi. Nadia Egea Garrido. Símbolo y origen de la Psicología. Iván Pico. El mito de psique. Historia del símbolo de la Psicología. Wikipedia. Psi, y otras fuentes).
Al igual que la frágil pero persistente Psique en su tortuoso -e incluso doloroso- trasegar para llegar a ser diosa, la Psicología había nacido en Colombia enfrentándose, pues, a la adversidad y a la incomprensión de una sociedad reacia a valorar con respeto lo nuevo. Y a esa adversidad y a esa incomprensión social había tenido que enfrentarse la mujer que habría de convertirse en la fundadora de la profesión de la Psicología no solo en este país, sino en Latinoamérica.
El cuerpo sin alma de Mercedes Rodrigo fue sepultado en el Cementerio Santa María Magdalena de Pazzi, de San Juan, Puerto Rico.
Nos cuenta Wikipedia que “De acuerdo con Rafael Rodríguez, capellán y director de servicios pastorales de la Universidad del Sagrado Corazón de Santurce, la localización del cementerio muestra la creencia en Puerto Rico en la separación entre la vida y la muerte. El gobierno colonial de España decidió construir el cementerio fuera de las murallas y de cara al Océano Atlántico para simbolizar el viaje del espíritu al cruzar al más allá”.
La tumba de la primera psicóloga que tuvo España, de la pionera de la Psicología en Colombia y en América Latina, está ubicada, entonces, en el mismo camposanto donde descansan los restos de Pedro Albizu Campos, líder nacionalista y político; de Pedro Flores, compositor; de José Gautier Benítez, poeta; y de Rafael Hernández, también compositor, a quienes, por una razón u otra, hemos mencionado aquí.
Cerramos este informe especial con los siguientes versos nuestros, modestos como lo fue la vida de Mercedes Rodrigo, que no su obra, por supuesto.
AMANECER
A Mercedes Rodrigo
Cuando un día las sonrisas infantiles
No las vuelva a asesinar la bomba artera,
Cuando no haya flor truncada en primavera,
Ni a la pluma la silencien los fusiles.
Cuando a la guerra ya no marchen los desfiles
Y la paz deje de ser ave viajera,
Cuando hermano, de verdad, lo sea cualquiera
Y aquí imperen la batuta y los atriles.
Cuando el sol de la justicia esté de fiesta,
Y haya Psique un laurel sobre tu testa
Colocado, peregrina luchadora,
Ya no más requerirás de una posada,
Porque, al fin, en mariposa transformada,
Serás huésped de una nueva y bella aurora.
[Mesa de las Tempestades, Área Metropolitana de Bucaramanga, sábado 8 de julio de 2017].
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ILUSTRACIONES:
(1) Firma de la Constitución de Puerto Rico. 3 de julio de 1952.
(2) Pedro Albizu Campos, presidente del Partido Nacionalista y líder independentista puertorriqueño.
(3) Luis Muñoz Marín, primer gobernador de Puerto Rico elegido por voto popular y quien lo era cuando a Puerto Rico se le dio la condición de Estado Libre Asociado.
(4) El gobernador Luis Muñoz Marín iza, por primera vez de manera oficial, la bandera de Puerto Rico.
(5) Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos en 1952, año en que nace el Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
(6) Edificio de la Universidad Nacional de Colombia que en 1952, año de graduación de los once primeros psicólogos colombianos, servía de sede al Instituto de Psicología Aplicada.
(7) Psique y Eros. Mosaico del siglo III d.C. Museo de Antakya (Turquía).
(8) La boda de Eros y Psique (1550). Andrea Schiavone (Zara – Dalmacia, 1510 – Venecia, 1563). Museo Metropolitano de Nueva York.
(9) Psique recibida en el Olimpo (1517 – 1518). Rafael.
(10) Psique con alas de mariposa. Escultura romana. Museos Capitolinos.
(11) María Rodrigo. En el cincuentenario de su muerte en el exilio. Video en Youtube.
(12) Mercedes Rodrigo. Ilustración de Pedro Jesús Vargas Cordero.
(13) Niño deprimido. En: unpaseoporlamente.com
(14) Fotografía de niños que acaban de presenciar un atentado terrorista. Tomado de un web-site en árabe.
(15) Fotografía ilustrativa del fracaso profesional. Beatriz Ferreira. En: n-punto, la revista escrita por jóvenes para jóvenes. En: elnuevodia.com
(16) Mariposas. Marián Otero.
(17) Psique abandonada. (1816 – 1817). Pietro Tenerani.
(18) Amor y Psique (1730). Francisco Lemoyne (París, 1688 – París, 1737).
(19) La letra griega Psi, símbolo de la Psicología, sobre un fondo en forma de mariposa. Alex Vales.
(20) Cementerio de Santa María Magdalena de Pazzi, de San Juan (Puerto Rico).
(21) Mercedes Rodrigo.
(22) Amanecer en las playas de Barcelona (España). Fotografía de Antonio Tajuelo.