En vez de hallarse en prisión,
Cual un vulgar delincuente,
Jamás lo dan por ausente
De fiesta o conversación.
Un día él pide perdón,
Sin contrición en la mente,
Y obtiene un trato clemente
Y pronta excarcelación,
O le imponen reclusión,
Pero en su inmensa mansión,
Tomando ron o aguardiente.
Cuando un país no es decente,
El pícaro es prepotente
Y el Estado es su peón.
Un soneto muy realista y picante. Gracias por el envío.