NOTA DEL PORTAL: Más de cien mil (100.000) personas desfilaron ayer, viernes 6 de octubre de 2017, por las principales vías de la ciudad de Bucaramanga, capital del departamento de Santander, al nororiente de Colombia, contra la explotación minera a gran escala en el páramo de Santurbán, santuario natural ubicado en plena geografía santandereana.
Más allá de nuestras coincidencias o nuestras discrepancias, Santander en la Red apoya, de manera irrestricta, la oposición de nuestro pueblo a semejante pretensión de empresarios árabes, quienes ostentan títulos que derivaron de un empresario brasileño de apellido Batista, que hoy por hoy se encuentra preso debido a sus prácticas corruptas para conseguir sus fines protervos, particularmente el soborno de funcionarios inescrupulosos.
Nuestro pueblo se opone, como es obvio, a que la explotación minera del páramo sea aprobada en las altas esferas gubernamentales poniendo en serio peligro la pureza del agua que consumimos.
Lamentablemente, es una realidad histórica irrefutable la de que el oro no trajo a estas tierras sino miseria, violencia, atraso y explotación de los más débiles por los más fuertes, como lo comprueban las terribles crónicas de la historia nacional acerca del desalojo brutal del que fueron víctimas los pueblos aborígenes por los codiciosos conquistadores provenientes de España.
Ahora se pretende, a punta de papeles sellados, rúbricas y cagatintas, poner en riesgo nada más ni nada menos que el tesoro invaluable del agua.
El clamor general del pueblo santandereano es, en síntesis, el de que estas empresas extranjeras, cargadas de ambición y de indolencia, se larguen a llenar de ruina los lugares de donde vinieron; que a Bucaramanga, a Santander y a Colombia no les traigan la desolación que les trajeron al Chocó, al Atrato, al Cesar y a la Guajira.
Tuve la oportunidad por la generosa bondad de Dios, en inspecciones judiciales, de estar en el Páramo de Santurbán. Inclusive una ocasión pernocté una noche en ese paraíso del Gran Santander y prometí no volverlo a hacer, porque casi me muero de frío. Pude apreciar el drama de sus moradores quienes desde años inmemoriales viven de lo que les produce la explotación de oro, con eso sostienen a la familia. Es importante que el Estado pueda emprender una acción eficaz para esos habitantes, en cuanto ellos necesitan vivir y sostener a sus proles. De algo tienen que vivir ellos, como dice el Libro del Eclesiástico de la Sagrada Biblia: el agua es el oro para vivir con dignidad, es la madre naturaleza que da vida terrenal, el Todopoderoso de la vida eterna. Gracias Dr. ÓSCAR HUMBERTO por sus sabias palabras.