“Nadie es una isla entera por sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa solariega de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro ligado a toda la humanidad; por eso, no preguntes por quién doblan las campanas; están doblando por ti”. John Donne (1572-1631). Meditación XVII de Devotions Upon Emergent Occasions. Epígrafe del libro ¿Por quién doblan las campanas? de Ernest Hemingway.
Crece en el mundo la reacción contra la condena a muerte de la joven sudanesa Noura Hussein, violada por el hombre que su padre y su familia le impusieron como marido, personaje que actuó con la ayuda de dos de sus hermanos y de uno de sus primos.
Noura forcejeaba con el hombre cuando este la estaba violando por segunda vez, esta vez solo, y en esos momentos logró tomar un cuchillo de la cocina y lo apuñaló.
La joven, casada a la fuerza a raíz de un convenio entre su pretendiente y su padre, respaldado por sus familiares, huyó a su casa, pero su padre la entregó a la policía.
Una de las voces que se han levantado en contra de la condena de Noura Hussein a la pena capital es la periodista de Sudáfrica Kim Harrisberg quien expresa lo siguiente:
«Es una tragedia que el único medio de defensa de Noura fuera el homicidio, y que haya sido condenada por ello a pesar de luchar por su propia dignidad y por su propia vida. Su experiencia es un gran ejemplo de lo que las mujeres de todo el mundo soportan bajo las normas patriarcales que atacan los cuerpos y espíritus de las mujeres».
La justicia, para la periodista sudafricana «Es una herramienta hecha por el hombre, que se puede utilizar para perseguir ciertos fines, en este caso la misoginia y la violencia sexual». «Por desgracia, la liberación femenina es algo que asusta a algunos hombres e incluso a países enteros, y el lavado de cerebro de hombres y mujeres con duros estereotipos de género no es algo fácil de romper. Esto hace que la respuesta de Noura sea aún más heroica».«Un documento como la Declaración Universal de Derechos Humanos se debe usar para proteger a todos los miembros de la sociedad. Cuando la sociedad civil, los políticos, la comunidad internacional, los líderes religiosos, las escuelas, los padres, los activistas y los ciudadanos comunes trabajen para implementarlos y luchar por estos derechos, el cambio puede comenzar a suceder».
Otra de las voces es la del grupo Equality Now cuyo vocero, Yasmeen Hassan, se pronunció ante la BBC de Londres en los siguientes términos:
“Sudán es un país extremadamente patriarcal, donde el respeto al hombre se hace obedecer”. “Es un lugar donde se permite que las niñas se casen a los 10 años, donde a las mujeres se les dice lo que deben hacer y lo que no. Y Noura es una chica que quiere educación, que quiere hacer algo bueno y se ha visto atrapada en una situación que la deja ahora víctima del sistema”.
Badr Eldin Salah, activista del Movimiento Juvenil Afrika, ha manifestado a la agencia de noticias Reuters:
“Los abogados de Noura dicen que planean apelar contra la decisión, pero también se necesita el apoyo internacional de organizaciones como la Unión Africana, las Naciones Unidas y la Unión Europea”.
A través de internet y las redes sociales, Change.org y Avaaz.com, lideran una campaña centrada en la recolección de firmas que respalden la iniciativa de sensibilizar a las autoridades sudanesas para que cambien la sentencia en contra de la joven.
Por otro lado, grupos como Igualdad Ya, han manifestado que redactaron escritos dirigidos al presidente del país Omar al-Bashir, para pedir clemencia bajo el argumento de que el juicio contraría la actual constitución sudanesa.
Desgraciadamente, el gobernante de Sudán no parece ser, precisamente, un humanista. En efecto, contra el presidente Omar al-Bashir, la Corte Penal Internacional expidió el 4 de marzo de 2009 una orden de captura como criminal de guerra. En represalia, el presidente —que gobierna desde 1989, año en que llegó al poder mediante un golpe de Estado— expulsó a 13 ONG que prestaban ayuda humanitaria. El presidente sudanés no ha sido procesado porque la Corte Penal Internacional no ha sido respaldada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, único organismo que podría hacer efectiva la captura. Por el contrario, Omar al-Bashir ha sido reelegido en el cargo sucesivamente y por una mayoría aplastante. Según los analistas, los opositores exhiben más desconfianza entre ellos que la que le profesan al gobernante.
La única esperanza que existe, pues, para la prisionera es que se hagan realidad los versos de una vieja poesía:
“Hay rasgos de virtud en el malvado
Y hay rasgos de maldad en el virtuoso”.
Que el presidente al-Bashir, si es tan malvado como lo pintan, muestre con Noura Hussein sus rasgos de virtud.
O que, al igual que el tigre, demuestre que, definitivamente, no es como lo pintan.
A través de Twitter, el mundo se está pronunciando en el hashtag #Justicefornoura
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ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ.— Doctor en Derecho y Ciencias Sociales y Políticas. Miembro de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia. Miembro de la Academia de Historia de Santander. Miembro del Colegio Nacional de Periodistas. Miembro del Colegio Nacional de Abogados.